"Las cosas no salieron del todo bien, pero el recuerdo es muy bueno". A César Negredo solo le salen los buenos momentos cuando se le menciona su etapa en el Oviedo, dos temporadas con problemas institucionales (2010/11 y 2011/2012) en las que el equipo no logró meterse en la lucha por el play-off. Influye en su buen sabor de boca su familia: César tiene una hija carbayona.

La primera campaña fue la más agitada. Aquel equipo empezó con Pichi Lucas en el banquillo, sucedido por José Manuel después y Pacheta en el tramo final. El burgalés sacó a los azules de los puestos de peligro, acabando en el octavo puesto. Negredo ayudó esa campaña con 32 partidos jugados y 2 goles. Al año siguiente, la sensación que quedó fue la de ocasión desaprovechada. Con Pacheta a los mandos, el equipo solo pudo ser sexto. "Teníamos un buen equipo y competimos de una forma sobresaliente contra los de arriba. Creo que contra Castilla, Tenerife, Albacete y Lugo, rivales de gran nivel en el grupo aquella temporada, hicimos muchos puntos pero después perdíamos contra los de abajo. También creo que nos faltó una chispa de suerte", recuerda Negredo, que participó en 29 encuentros.

Su paso por el Oviedo le dejó un grato recuerdo. El mejor, uno simbólico: "En mi segunda temporada fue elegido uno de los capitanes del equipo. Jugué un par de choques, no más, con el brazalete, pero ahí está. Conservo alguna foto con el brazalete porque haber sido capitán del Oviedo es un motivo de orgullo".

Ahora, desde Huelva, sigue con interés las evoluciones de los de Anquela. "Lo sigo siempre. Atravesaron un momento dulce en la temporada aunque ahora parece que tiene más problemas. Tiene que centrarse en meterse en el play-off porque me parece que el Oviedo en la promoción es uno de los equipos más fueres gracias al apoyo del Tartiere", analiza.