El primer paso en la recuperación apunta al elemento mental. A convencer al grupo. Anquela inició la terapia minutos después de perder ante el Alcorcón. Mantuvo su fe en el grupo, se mostró satisfecho por el trabajo hecho y dijo que su equipo nunca se deja ir. El mensaje, al menos la teoría, ha calado en el vestuario. Ayer fue Ramón Folch, la pieza más usada por Anquela, el que defendió una tesis similar en la sala de prensa antes del primer entrenamiento de la semana. "Ahora es el momento de tirar para adelante. No hay que tener dudas. Nadie. Estamos compitiendo bien, ante el Alcorcón perdimos pero creamos más ocasiones, por ejemplo, que ante el Granada. Eso quiere decir que planteamos bien los partidos y jugamos bien. Ahora solo faltan los tres puntos", analiza el catalán.

Para el pivote, nada debe desviar al equipo del camino marcado por el entrenador: "Es importante mirar al siguiente rival, no a la tabla. Ahora solo pensamos en que hay que sacar los tres puntos en Lugo. Queda mucho por jugarse en Segunda y estoy seguro de que estamos capacitados para sacar la situación adelante".

Y si los motivos para creer en una reacción son pocos, en las últimas horas la enésima exhibición de la afición suma más razones. Las entradas que quedaban por vender, las que ofrecía el club a sus abonados, se acabaron en dos horas y serán cerca de 1.400 oviedistas los que estén en la grada del Anxo Carro. "La afición demuestra que está volcada, aunque los resultados no acompañen. Es un motivo de orgullo que nos apoyen. Les pediría que lo hagan el domingo porque les vamos a necesitar", explica Folch.

Con el catalán como fijo en un centro del campo que siempre está expuesto al cambio, la recuperación de Rocha (tras cumplir sanción) y de Mariga (ayer se entrenó con normalidad junto a sus compañeros) añaden opciones al centro del campo. En un segundo plano parece quedar Hidi, que ante el Alcorcón no estuvo fino en la construcción.