A los tres les une un aspecto, el talento. Aunque lo expresan de diferentes formas. Berjón construye su parcela en la izquierda, desde donde marca diferencias. Pide la pelota al pie y ahí surgen las opciones: filtrar un pase, desbordar por potencia, centra al área. Fabbrini también la pide al pie. Cuantas más veces, mejor. El italiano, estético en la conducción, crece a cada contacto con la pelota. Y está Aarón, un híbrido. Puede explotar su velocidad con espacios o mudarse al centro para combinar con sus compañeros. Son las tres opciones imaginativas en un ataque que no atraviesa por sus momentos más lúcidos. Solo hay un problema para encajar las tres piezas: el sistema de tres centrales y dos carrileros solo reserva plaza para dos de ellos. El otro puesto en el frente de ataque es, hoy por hoy, para Toché.

Anquela se encontró con el 5-2-3 a mitad de la primera vuelta tras varios ensayos fallidos. Halló la fórmula con un dibujo que reforzaba el centro (tres zagueros centrales, dos pivotes) y que buscaba profundidad por las alas con los carrileros y los extremos. Pero el modelo parece atascado en las últimas semanas, con una propuesta que los rivales saben cómo anular.

Entre las malas noticias que rodearon al choque ante el Alcorcón, influida la imagen final por un resultado que dolió especialmente, también se encuentran algunas razones para el optimismo. La irrupción de Aarón Ñíguez fue una de ellas. El extremo ingresó en el campo cerca del cuarto de hora de la segunda parte para relevar a Hidi y mutar el equipo a un dibujo más ofensivo. Fue uno de los destacados en el intento de reacción y rozó el gol en un par de ocasiones. Aarón suma 26 encuentros esta campaña con el Oviedo y ha ayudado con 5 goles y 2 asistencias.

La principal competencia en estos momentos para el ilicitano es Diego Fabbrini, un soplo de aire fresco en los momentos de crisis por su estilo, tan personal como imprevisible para los contrarios. El italiano adelantó la semana pasada a Aarón en la carrera por la titularidad aunque, a diferencia de lo mostrado en Córdoba, no ofreció su mejor versión. Hasta ahora, Fabbrini ha ayudado al equipo en 383 partidos. Ha aportado soluciones cuando los rivales aprietan y ha anotado un tanto, el que sirvió para empatar en El Arcángel.

Al margen de cualquier debate está Saúl Berjón, indiscutible en los planes del jienense. Es la pieza inamovible del ataque y suma a sus virtudes en la banda un factor decisivo: su excelente golpeo a balón parado. Cualquier sistema que baraje Anquela le incluirá necesariamente. Hasta ahora ha participado en 32 partidos, ha anotado 5 tantos y ha repartido 12 pases de gol. Es el máximo asistente de la categoría.

Ahora, a Anquela se le acumulan las opciones ofensivas para darle profundidad al equipo. El área es cosa de Toché, el encargado de las labores del gol. Para que los cuatro atacantes entren en los planes del once inicial, Anquela debería darle una vuelta al sistema, ese 5-2-3 que incluye tres hombres en el ataque y que, de momento, parece inamovible.

Anquela parece convencido de las bondades de ese dibujo aunque en cada intervención pública se encarga de subrayar que este Oviedo sabe adaptarse a más estilos. "Raro es el partido en el que no cambio algo durante el partido", adujo hace un par de semanas. El último ejemplo se vio ante el Alcorcón. Con Aarón en el campo, junto a Fabbrini y Berjón, el equipo pasó a situarse en un 4-2-3-1 que buscaba pisar el área alfarera con más frecuencia.

La decisión le corresponde a Anquela que desde ayer empieza en El Requexón a dar las primeras pinceladas en busca de la reacción de los suyos. El entrenador se agarra a la experiencia reciente, a lo sucedido en la primera vuelta, cuando un final espectacular llevó a los azules en apenas 9 semanas de la 15.ª plaza a la 3.ª de la clasificación. Entonces, el Lugo, que llegaba líder al Carlos Tartiere, fue la primera víctima de aquella dinámica. Para repetir el camino, los azules deben regresar el domingo con los tres puntos de Lugo, una plaza en la que contará con el apoyo de una afición (más de 1.300 desplazados) que quiere seguir creyendo en las posibilidades de los suyos.