El Oviedo se enfrenta ahora a un periodo de reflexión. De asunción de errores y promesas de mejora. La rutina en las derrotas que, como la del viernes, duelen especialmente. Anquela declaró ras el choque, con las pulsaciones aún por las nubes, que pocas cosas se podían rescatar de una noche tan aciaga. El Valladolid fue mejor, resumió el entrenador oviedista, y la lectura era sencilla. Con el play-off a un puesto y dos puntos de distancia, el choque ante el Numancia en Soria adquiere una importancia especial. De cara al choque, Anquela se verá obligado a retocar su once. Pierde a Juan Forlín, su pieza maestra en el zaga. No será la única labor del técnico, que buscará soluciones a la pobre imagen mostrada ante los pucelanos.

Cubrir la baja de Forlín es el primer punto en la libreta del técnico cuando sus pupilos regresen en la tarde de mañana al trabajo en El Requexón. El argentino es un hombre indiscutible en los esquemas de Anquela, básico como libre en la defensa de cinco hombres y en la de cuatro. Las probaturas como pivote parecen ser cosa del pasado y sea afianzado como zaguero.

Dos son las soluciones más probables para cubrir su hueco. El relevo natural es que Verdés dé el paso a la titularidad. En su contra, su poca actividad en la segunda vuelta, en la que el valenciano ha disputado cuatro encuentros: completos ante Almería, Reus y Tenerife, y los últimos 14 minutos en Cádiz. Hay una alternativa, que situaría a Christian como compañero de Carlos Hernández en el centro de la zaga y dejaría un hueco libre para el regreso de Mossa al carril izquierdo.

Mossa le daría profundidad a la izquierda y soluciones cuando el equipo tenga la pelota. Una propuesta similar a la que aportaría Johannesson en la derecha, empleado por Anquela en la segunda mitad ante el Valladolid, y con posibilidades ahora de regresar al once inicial. Peleará una vez más con Cotugno.

El trabajo semanal relevará si Anquela se mantiene fiel al 4-2-3-1 de las últimas semanas o si le da una vuelta de tuerca, otra más, a su dibujo. El entrenador siempre defiende que su equipo es capaz de adaptarse a diferentes sistemas de juego, dependiendo de las circunstancias, y la mala sensación dejada el pasado viernes ante el Valladolid en el Carlos Tartiere podría impulsar otro cambio.