A diferencia de otras derrotas, tras la cosechada en Pamplona no se vio a un Anquela abatido, ni cabreado con los suyos. En todo caso, resignado por el 2-1. Analizó el técnico la victoria osasunista con dosis de realidad: sus pupilos lo habían dado todo, pero no había sido suficiente. Alabó el técnico la fortaleza del rival y reconoció que su equipo no había estado fino con la pelota. En realidad, ni la había olido en una segunda parte de superioridad rojilla. Una derrota en El Sadar puede entrar dentro de lo previsible. El problema es el momento en el que se produce. Un resbalón así en otra época del campeonato no hubiera dolido tanto, pero ahora, a tres jornadas del desenlace de la fase regular, puede tener unos efectos colaterales difíciles de asumir. Al Oviedo, al menos, le facilita el trabajo: el único cálculo que sirve ahora es el de ganar los 9 puntos que quedan.

Linares y Folch, los que atendieron a la prensa en El Sadar, fueron los primeros en mantener el mensaje firme: ganar al Sevilla Atlético. Pero el recorrido no termina ahí. Para que los azules estén en el play-off serán necesarios más puntos. El pleno, 9 de 9, le daría muchas probabilidades de estar entre los seis primeros y a ese sencillo cálculo se agarra el vestuario: el famoso "ganar, ganar y volver a ganar" de Luis Aragonés.

Aunque existen algunas combinaciones de resultados que evitarían que el Oviedo se colara entre los seis primeros aun en el caso de sumar los 9 puntos. Por ejemplo, que el Zaragoza y el Numancia hicieran pleno y el Cádiz ganara las tres últimas jornadas (aunque perdiera hoy ante el Zaragoza). En ese caso, unido a al menos un punto del Sporting que le hiciera superar al Oviedo, todos esos rivales directos sumarían más que los 68 puntos azules: 74 el Zaragoza, 70 el Numancia y 69 el Cádiz. Los de Anquela serían séptimos.

Son casos aislados porque la mayoría de combinaciones con el pleno benefician a los azules. El reto que tiene por delante el equipo de Anquela es mayúsculo: lograr una racha de tres victorias consecutivas.

Los azules estarán además pendientes de otros campos, ya que las circunstancias de los rivales pueden pesar. El Oviedo inicia la recta final ante un Sevilla Atlético que ya es de Segunda B, aunque no lo parece: ayer derrotó 1-0 a un Nàstic que se jugaba la vida. Después toca viaje a León. La Cultu es 15.ª con tres puntos de ventaja sobre el descenso Para que los leoneses lleguen a la cita contra el Oviedo salvados deben ganar su encuentro de la semana que viene en Tarragona y que se den otras dos circunstancias: que el Córdoba pierda en casa ante el Almería y que el Barça B no gane al Cádiz. La fase regular se cierra con el Huesca en el Tartiere. Los de Rubi le sacan 4 puntos al tercero, el Sporting, una renta que de mantenerse le permitiría llegar a Oviedo ascendido.

Todo lo que no sea lograr tres victorias complicaría mucho las ilusiones de los azules. Y eso que la experiencia reciente parece dar más esperanzas. La media de puntos en los últimos siete años (desde que impera el sistema actual) del sexto es de 64,6 puntos. Según este cálculo, sería suficiente con 7 puntos de aquí al final, que dejaría a los de Anquela con 66.