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Creer hasta el final

El Oviedo se aferra al calendario, al empuje del Tartiere y a la vuelta de la pólvora arriba para contrarrestar las malas sensaciones de El Sadar

Creer hasta el final

Las calculadoras echan humo en la capital de Asturias. El Oviedo cayó en Pamplona el sábado (2-1) pero, beneficiado por los resultados de sus rivales directos, mantiene intactas sus posibilidades de alcanzar el play-off, el objetivo de este año marcado públicamente en febrero, antes del derbi. El oviedismo se debate entre la fe de lograr el sueño del ascenso y las dudas de quedarse, otra vez, a las puertas del play-off. El vaso se puede ver medio lleno o medio vacío pero poder, se puede. Y se puede por varias razones.

Rivales asequibles. Entre los candidatos a colarse en el play-off, seis equipos para cuatro plazas, el Oviedo es el conjunto que, a priori, mejor calendario tiene. El próximo rival es el Sevilla Atlético, que, aunque ya ha dado más de un susto, llega al Tartiere descendido. Después el Oviedo viaja a León, en lo que será un desplazamiento masivo del oviedismo ante una Cultural que, de sacar algo positivo en Tarragona, podría llegar holgada. El telón se cierra con el Huesca en casa. Los aragoneses dependen de sí mismos para llegar ascendidos. En la primera vuelta, además, el Oviedo logró dos victorias y un empate ante estos mismos rivales. El empate fue en casa del entonces líder Huesca.

La igualdad de Segunda. El Oviedo no es el único equipo irregular de los candidatos. Ganar en Segunda cuesta un mundo. El Osasuna, como el Oviedo, solo ha ganado dos de los últimos cinco partidos. El Numancia, quinto con 61 puntos, lleva dos derrotas consecutivas. En la última jornada fallaron la mayoría de los favoritos.

Arropados en Oviedo. Jugar en casa siempre es un factor a favor. Y más aún en Segunda. El Oviedo jugará dos partidos de tres en el Tartiere. Los azules han sacado la mayoría de sus puntos (40) como local. Casi el 70% de los puntos del Oviedo vienen de los encuentros del Tartiere.

La vuelta del gol. La poca efectividad anotadora de los delanteros del Oviedo ha sido una constante hasta que Linares dijo basta. El capitán azul es uno de los revulsivos de este fin de temporada: ha recuperado la titularidad y con ella el gol, con cuatro tantos en cuatro partidos. Linares sí cree.

Hay, pues, motivos para creer y el Oviedo se aferra a ellos. Sin embargo, en esta montaña rusa que es el equipo azul, como también es la Segunda, asoman otras razones para quienes ven el vaso medio vacío.

Caída desde el derbi. El Oviedo se ha caído desde el triunfo ante el Sporting en febrero. Los datos no engañan: de 14 partidos desde el derbi, cuatro victorias (menos de un tercio) siete derrotas y tres empates.

Problemas de fútbol. La carencia de juego asociativo es uno de los puntos débiles del equipo. El del Sadar es un claro ejemplo. El Oviedo fue incapaz de manejar el encuentro con resultado a favor en un campo que tenía una mala racha local. Los azules entregaron el balón y Osasuna llegó a tener el 60% de posesión.

Dependencia de Berjón. Más allá de la resurrección de Linares, el Oviedo tiene una dependencia excesiva de Berjón. Es el segundo máximo asistente de La Liga (13). Si se apaga, el Oviedo también.

Los fantasmas de años anteriores. El paralelismo con las temporadas anteriores, cuando se cayó al final, puede pesar en los ánimos del equipo y la afición. El Oviedo de Egea y Generelo perdió sus últimos cuatro encuentros. Con Hierro, solo dos victorias en los cinco últimos.

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