El Oviedo sufre para seguir vivo y mantener sus opciones de entrar en el play-off de ascenso a Primera División después de un partido ante el Sevilla Atlético en el que ofreció dos caras muy diferentes. En la primera, sin hacer un fútbol brillante, le bastó con la intensidad y una buena presión arriba en la salida del balón del rival para aprovechar los graves errores defensivos de un tierno Sevilla Atlético, en especial los de su portero y sus dos centrales, para generar ocasiones suficientes para dejar resuelto el partido. No lo hizo, perdonó situaciones muy claras -entre ellas un balón al larguero y otro al poste- y dejó al Sevilla Atlético con opciones. En la segunda mitad, el equipo andaluz ofreció otra versión muy diferente. No cometió los errores de la primera mitad. Optó por no jugar en corto y el Oviedo ya no recuperó el balón en campo contrario y se complicó la vida. A pesar de todo, los azules marcaron el segundo gol en el tramo inicial de la segunda mitad, por mediación de Christian Fernández. Pero cuando lo tenían todo a favor para gestionar una clara ventaja, se fueron diluyendo. El Sevilla acortó distancias, en una jugada de fortuna, y se metió de lleno en el partido.

El gol del Sevilla Atlético hizo aparecer las dudas en el Oviedo, mientras que los andaluces empezaron a ser un equipo descarado con el balón y además anularon con solvencia las opciones ofensivas de un Oviedo que se volvió muy gris, volviendo a mostrar la cara de los últimos partidos en el Tartiere. Perdió el balón y careció de profundidad, prueba de ello es que su único disparo entre los tres palos en la segunda mitad fue el gol de Christian Fernández, mientras que el rival fue creciendo y además dispuso de dos claras ocasiones para lograr el empate. No acertó y el Oviedo gestionó bien los últimos minutos, aunque acabó pidiendo la hora y sufriendo para seguir manteniendo sus opciones de entrar en el play-off.

El Oviedo se quedó corto en la primera mitad. Los azules se fueron al descanso con una ventaja mínima en el marcador cuando podían haber dejado ya resuelto el partido a poco que hubiesen estado más acertados en el remate o bien en la elección del último pase. A todo ello contribuyó un débil Sevilla Atlético. El conjunto sevillano que se presentó en el Carlos Tartiere con varias bajas por sanción, y con jugadores importantes en su esquema convocados por el primer equipo, ofreció una pobre imagen en la primera mitad. A los azules les bastó un poco de intensidad para realizar la presión en la salida del balón de los andaluces y encadenar una tras otras numerosas ocasiones de gol ante la portería de Juan Soriano.

El Sevilla Atlético quería jugar el balón desde atrás, pero cometía muchos errores en los pases, y además muchos de ellos no forzados, en especial del portero y de los dos centrales, de los que se aprovechó el conjunto azul. A penas había transcurrido un minuto de juego y los oviedistas ya habían tenido su primera oportunidad, en un disparo flojo de Folch. Dos minutos después, el propio centrocampista catalán inauguró el marcador de disparo raso, tras un centro de Ñiguez desde la banda derecha y un mal control de Linares hacia atrás.

El Oviedo no bajó la intensidad y siguió robando balones muy comprometidos a un rival que seguía dando muchas facilidades. Los azules, con muy poco, eran muy superiores a un rival que además de sus errores con el balón tenía muchas dificultades para acercarse a la zona de definición. Una falta directa de Aitor Cantalapiedra desde la banda derecha, que se marchó fuera, fue primera llegada de los andaluces, en el minuto 20, y siete después, un disparo muy flojo de Javi Vázquez lo atrapó sin problemas Alfonso Herrero en el único disparo entre los tres palos de los andaluces en toda la primera mitad.

En la segunda parte, el Sevilla Atlético ofreció otra cara. A pesar de que encajó el segundo gol en el tramo inicial, obra de Christian de cabeza a centro de Berjón, no se vino abajo. Todo lo contrario. Fue descarado con el balón, apenas cometió fallos y además tuvo la fortuna de acortar distancias en una jugada de fortuna, con gol en propia puerta de Folch.

A partir de ahí, al Oviedo le entraron las dudas y se fue diluyendo cuando lo tenía todo a favor. No supo gestionar una cómoda ventaja y el partido se le complicó. Y pudo ser peor porque en dos minutos, del 67 al 69, los andaluces tuvieron dos claras ocasiones, la primera de ellas de Viedma, y la segunda un remate de Pejiño que Diegui desvió a córner. Anquela optó entonces por dar entrada a Hidi y jugar con un trivote para recuperar de nuevo el balón. El Oviedo gestionó bien ese tramo final del partido y tuvo dos claras ocasiones, de Diegui y Rocha, a la contra para sentenciar el partido, pero la incertidumbre del marcador hizo que el sufrimiento se mantuviese hasta el pitido final. Al final la victoria se quedó en el Tartiere y el Oviedo sigue con vida.