Manuel Montes se llevó la 'pole'. Él fue el primero, a eso de las 5.30 horas en llegar a las afueras del centro comercial Modoo para conseguir las entradas. Donde antes se cantaban los goles, el antiguo Tartiere, ahora se albergan las esperanzas de los más optimistas. "Quería venir más pronto pero no me dejó mi mujer", dice Manuel entre risas unos minutos antes de que consiga sus localidades. Son dos: para su esposa y él. "Suelo ser pesimista, pero ya he visto al equipo en Tercera y Segunda B, así que mantengo la esperanza", comenta el seguidor más rápido de la mañana.

Porque los más madrugadores fueron los que se llevaron el premio. De las 1.500 entradas enviadas por la Cultural, una cantidad importante (que no se ha determinado y que las peñas cifran en menos de 1.000) se distribuyen a través de la Asociación de Peñas, la APARO. El resto fue el que se puso ayer a la venta. Entre los primeros, algunos veteranos en estas lides. Para Hugo Cima el esfuerzo fue mínimo si recuerda la eliminatoria ante el Cádiz, en 2015. Entonces estuvo tres días haciendo cola en el Tartiere. "Entonces mereció la pena. Ojalá esta vez también", señalaba.

La espera empezó fuera del centro y la cola se desplazó adentro con la apertura de puertas, a las 9.30. Hubo que solventar algún malentendido: un aficionado había accedido desde el parking antes y se había puesto el primero. Montes recuperó su posición tras una encendida discusión con el incorporado.

Noventa minutos después de abrir las puertas, se había agotado el papel, con el consecuente enfado de los que se quedaron a las puertas tras horas de espera. Las 1.500 entradas enviadas ya tienen propietarios y ahora empieza otro capítulo clásico en el oviedismo: cómo arreglárselas para los que no han logrado localidades estén apoyando a los suyos.