El público del Tartiere, aunque fuese a ratos, creyó ayer en las posibilidades, 5 por ciento, de que el Oviedo acabase la Liga en entre los seis primeros. Y lo hizo con razón, porque el oviedismo estuvo a un solo gol, el de la Cultural en Soria contra el Numancia, de poder disputar un ascenso a Primera en un play-off. De hecho, en un momento cruel e insólito, se llegó a celebrar una hipotética clasificación, cuando el Tartiere coreó inexplicablemente el gol anulado a los leoneses en Los Pajaritos. Fue un partido que sirvió para sacar conclusiones claras sobre lo que piensa la afición de la temporada de los azules. Pocas dudas quedaron; decepción mucha, cabreo no tanto. Nada que ver con lo de la última jornada del año pasado. "Anquela quedaté", coreó el Tartiere al final del partido durante varios minutos, dejando clara su apuesta firme por la continuidad del jienense el año que viene. Los jugadores, con el ánimo roto, también fueron despedidos con aplausos en un momento de comunión total equipo y afición.

El resto del oviedismo, los que no fueron ayer al Tartiere no creyeron demasiado: 10.418 espectadores, la peor entrada de toda la temporada en el último partido en casa. Pero ayer se demostró que la afición azul, pese a lo malo, se agarra a un clavo ardiendo y necesita muy poco para engancharse y dar calor al equipo. Al Oviedo le faltó un pelín y el Tartiere, como es habitual, sufrió de lo lindo. Aunque si en el estadio ovetense hay que buscar ayer un protagonista se debe acudir a Linares. A falta de aclarar su futro con el club para la temporada que viene, lo del aragonés en el Tartiere sonó a despedida. El capitán, que acaba contrato este mes también, también tuvo importancia en lo deportivo: falló un penalti en la primera parte y el posterior rechace, a lo que respondió la afición con una tremenda ovación. Los cánticos del Fondo Norte, coreando su nombre, animaron al resto del público. Pero su verdadero momento en el partido llegó en la segunda mitad, cuando anotó el 2-0 después de un centro de Aarón y los sentimientos inundaron al Tariere. El delantero, llorando, acudió al banquillo mientras le consolaban sus compañeros. Linares se retiró para dar entrada a Toché en lo que pudo haber sido el último partido de los dos delanteros, protagonistas en esta etapa del Oviedo en Segunda. La afición también coreó a Toché al acabar el partido. El oviedismo, pues, pareció salir del Tartiere desilusionado por quedarse tan cerca de la ansiada promoción, pero con ganas de que ya ruede el balón en la siguiente temporada.

Pablo Texón, sufridor oviedista por naturaleza, derramó alguna lágrima cuando el Tartiere celebró ese gol de la Cultural que en realidad nunca existió. "Pocos pensaban en alguna oportunidad para meternos, pero hubo momentos que ahí estuvimos. En la falsa alarma del gol, que fue un momento muy cruel, yo derramé alguna lágrima", admite. Cree Texón que la afición del Oviedo dio ayer una lección de fidelidad al equipo. "Resultó inaudito y emocionante ver ese apoyo al equipo y al entrenador después de no conseguir el objetivo. Creo que también tiene que ver con que Anquela continúe. Habrá segunda parte y el proyecto puede tener luz. En global, en lo institucional, fue un buen año si contamos el ascenso del Vetusta y el objetivo económico de la deuda".