El precio de las marcas del Real Oviedo es el último escollo de la complicada relación que de un tiempo a esta parte mantienen el club azul y el Ayuntamiento carbayón, dos instituciones que sobre el papel están obligadas a convivir en paz por lo que representan. El Oviedo, que paga 60.000 euros al año por el uso de las marcas, quiere recomprarlas sin abonar por ellas ni un euro más del precio por el que se las vendió a la ciudad en 2009: tres millones de euros. El tripartito, que encargó una tasación para conocer el valor de las marcas hoy por hoy a la empresa Dungarvan -la misma que realizó la anterior, según señalan fuentes municipales- sitúa el precio de las marcas en 4,8 millones de euros, casi dos millones más que hace nueve años. Lío a la vista. Un jaleo, el de las marcas, que ayer no se trató en la Junta de Gobierno y que se une a la lista que parece no tener fin de desencuentros entre el Oviedo y el Ayuntamiento.

El circo del Tartiere

Fue el último gran lío entre las dos instituciones antes del de las marcas. El Ayuntamiento instaló una atracción circense en el parking del Tartiere coincidiendo con un partido en casa del Oviedo, ante el Lorca, a principios de mayo. La instalación del circo causo estupor y enfado en el Oviedo, que envío una durísima carta al Ayuntamiento firmada por el director de seguridad del Tartiere, desvelada por LA NUEVA ESPAÑA, en la que avisaba del posible peligro de un circo el día de un partido. El Consistorio no se tomó nada bien la postura del Oviedo. "Así es difícil acercar posturas", dijo en su momento Ana Rivas, concejala del PSOE. Al final, previa intervención de la Delegación del Gobierno, que llamó la atención al Ayuntamiento ("imprudencia evidente", dijo el delegado Mariano Marín), se optó por una solución intermedia. El circo continuo adelante en el parking, pero se suspendió la función de las 17.00, que coincidía con el horario del partido, y se obligó a los feriantes a que retirasen los vehículos antes del encuentro.

La mampara del derbi

La instalación de unas mamparas de seguridad para la afición del Sporting en el derbi en el Tartiere el 4 de febrero (2-1 para el Oviedo) también hizo tambalearse la relación Oviedo-Ayuntamiento. La instalación, que por contrato correspondería al Ayuntamiento, el encargado del mantenimiento del Tartiere, fue finalmente costeada por el club, que se cansó de no obtener respuesta a los requerimientos que le envió al Consistorio meses antes del derbi. También vía carta, el presidente del club, Jorge Menéndez Vallina, criticó el silencio del Ayuntamiento y defendió la actuación del Oviedo. El tripartito achacó el problema a los tiempos de la Administración.

El estado del césped

El mal estado del campo del estadio ovetense ha sido un quebradero de cabeza para el Oviedo desde su inauguración, en el año 2000. La mala localización del Carlos Tartiere, una zona húmeda, de suelo arcilloso y con poco sol, provoca que el césped, sobre todo en invierno, presente un estado lamentable para la práctica del fútbol. La temporada pasada (2016-17), con Fernando Hierro al frente del equipo, los reproches del club al Ayuntamiento fueron constantes, incluidas declaraciones de los propios jugadores y el cuerpo técnico. El verde del Tartiere no estuvo tan mal este año como en temporadas anteriores, aunque en diciembre se tuvieron que tratar los tapetes de la zona sur, muy afectados. En febrero, para el derbi, un equipo de casi treinta jardineros tuvo que achicar agua el día del partido para garantizar la celebración del encuentro, puesto en duda tras las fuertes lluvias.

El Asturcón

Pintaba un gran acuerdo y todo quedó en buenas palabras. El Ayuntamiento no sabía qué hacer con El Asturcón, y el Oviedo buscaba terrenos para una futura ciudad deportiva. Las piezas parecían encajar, pero ni aun así hubo luz verde. El Consistorio ofreció al Oviedo una cesión por 50 años y el club lo quería en propiedad. La opción de El Asturcón (que llegaron a visitar miembros del Oviedo) quedó descartada.

La sectorización del Tartiere

Es la gran obra, obligada por la LFP, todavía pendiente del estadio municipal ovetense. En el actual escenario, con el club en Segunda, los trabajos debería pagarlos el Ayuntamiento, que a principios de temporada encargó un estudio al Colegio de Arquitectos. Si el Oviedo ascendiese a Primera y la sectorización aún no fuese realidad, el club sería el que tendría que pagar la obra, que tiene un alto coste.