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Keith Thompson | Exjugador del Oviedo y del Avilés

"Me faltó haber jugado con el Oviedo en Primera"

"En mi debut en el Tartiere ya vi que me iba a ir bien: en la primera jugada fallé un control fácil y la gente me aplaudió"

1. Thompson, entre Jim Melrose y Derek Hall, el día de su debut con el primer equipo del Coventry, en la Primera inglesa. 2. En un partido con el Oviedo, en la temporada 1987-88. Por la izquierda, de pie, Viti, Gorriarán, Luis Manuel, Vili, Sañudo y Tomás; agachados, Berto, Elcacho, Hicks, Thompson y Carlos. 3. En la celebración de un título con el Ernest Borel de Hong Kong. 4. En un partido con el Avilés, en Segunda División, en la temporada 1990-91. 5. Con el Toledo, en la 1993-94. 6. En una clase con niños del colegio Palacio de Granda. LNE

Keith Thompson llegó a Oviedo un poco de rebote y, 33 años después, aquí sigue. En su primer día, al entrar en el Hostal Ovetense, se sintió como el forastero en el "saloon" en una película del Oeste. Pero el Oviedo necesitaba un zurdo y él, un fútbol diferente al inglés. Ahora está plenamente integrado y se hace entender con una mezcla de español, inglés y asturiano que va mucho más allá de aquellos primeros insultos que le enseñó Chus Hevia. Nota el cariño de la gente, pese a que sólo estuvo tres años en el Oviedo y nunca pudo disfrutar del ascenso a Primera, al que contribuyó mientras le dejó la rodilla. Le hubiese gustado ser entrenador a alto nivel, pero encontró su sitio en el Colegio Palacio de Granda, iniciando a los críos en el fútbol y advirtiéndoles para que no caigan en los pecados de juventud que cometió él.

Un inglés caribeño

"Nací en Birmingham, la segunda ciudad más grande de Inglaterra, aunque aquí todo el mundo cree que es Manchester. Mi madre, Eulalie, trabajaba en una empresa de chocolate y estudiaba Enfermería. Ya había sido enfermera en Saint Kitts y Nevis, dos pequeñas isla en el Caribe, pero no se lo convalidaron. Mi padre, Charles, trabajaba en la fábrica de automóviles Austin".

"Éramos cinco hermanos, cuatro chicos y una chica. Uno de ellos murió con 30 años. Por eso, entre otras cosas me marché de Oviedo. En casa hubo de todo: un hermano boina verde, una hermana atleta, que corría 400 metros, otro hermano futbolista y un karateka. Mi padre había jugado al fútbol en Saint Kitts. Quiso ir a Jamaica para jugar con la selección, pero no le dejaron sus padres. Conoció a mi madre porque tuvo un accidente de moto y mi madre lo atendió".

"Como era el pequeño, me fijaba en mis hermanos. Uno cinco años mayor fichó con 16 por el Coventry y lo iba a ver. Inglaterra es diferente a España, no haces ficha por un equipo. Jugaba en el colegio, en otro equipo en una liga de los domingos y también fiché por el Coventry muy joven. Coventry está a tres cuartos de hora de Birmingham. En verano, durante las vacaciones, íbamos concentrados y jugábamos partidos. El resto del año te hacían seguimiento en tus equipos".

"En aquellos años, además de fútbol, hice artes marciales, kung-fu y kárate. También atletismo, pruebas de velocidad. En las carreras de resistencia era el peor. Los entrenadores no entendían que me cansase. Aquello era correr y callar".

"En el equipo del colegio jugaba de mediocentro. En el Coventry pasé a la banda. Era de los más técnicos, el típico jugador hábil. Pero cuando llegué a España me di cuenta de que todo el mundo aquí era talentoso. Hasta un central era técnico".

"Debuté con 17 años en el primer equipo del Coventry, en Primera División. Fui un poco precoz, incluso jugué algún partido con la selección sub-18, y me frustré. Con 18 años pensaba que tenía que jugar todos los partidos. Así que tuve muchos enfrentamientos con los entrenadores, les daba la lata y me cedieron un año para no aguantarme. Me di cuenta de esas cosas con el tiempo, cuando he sido entrenador".

"Mi primer partido con el Coventry fue un derbi contra el Birmingham City, en un campo de veintipicomil personas, algo espectacular para alguien de 17 años. Tuve los nervios normales, pero disfruté. De aquella, el Coventry era el equipo que llevaba más tiempo en Primera, antes de que fuese la Premier".

"Esperaba más continuidad. Cuando me bajaban al filial, me mataban. Jugábamos en campos buenos, pero no venía nadie a vernos. A veces tenía problemas con la motivación".

Otro fútbol

"En 1985, con 20 años, fui a jugar un torneo con el primer equipo a Londres. Un representante, Ramón Paris, habló con el entrenador para llevarme a España. Siendo caribeño, no inglés de pura cepa, me llamaba conocer un fútbol distinto. Era la buena época del Liverpool en Europa, veía mucho al Madrid y al Barcelona. Notaba la diferencia con la liga española, más técnica, donde se jugaba al fútbol. En Inglaterra era el patadón".

"Camino del aeropuerto empecé a llorar, pero mi padre me dijo que en el peor de los casos cogiera un avión y volviese. Me mandaron a Sabadell. Yo no sabía que era una prueba. Llevaba dos semanas allí y nadie me hablaba del contrato. Traía un libro de español, con frases hechas, pero no entendía nada. Después me di cuenta de que hablaban catalán".

"Cuando estaba a punto de volver a Inglaterra, Paris me dijo que había llamado un equipo del norte que necesitaba un zurdo. No sabía que España era tan grande y que a Oviedo tenía que ir en avión. Mi primer recuerdo fue la carretera desde el aeropuerto a la autopista, llena de curvas. Era de noche y tardamos un montón".

"Me llevaron al Hostal Ovetense y mi primera imagen fue la del serrín en el suelo. Fue algo parecido a las películas del Oeste, cuando entra el pistolero y se para la música. Pensé que no debía de haber un negro en muchos kilómetros. Al día siguiente me vinieron a buscar García Barrero, Joaquín y Chus Hevia para llevarme al Requexón. Chus, que estuvo echando cagamentos todo el viaje, me dijo: 'Cuando entres en el vestuario, para quedar bien, lo primero que tienes que decir es buenos días, hijos de puta'. Ya me imaginaba que era una trampa, pero como me iba la marcha lo dije. Así que ya empezamos con buen pie. Rompimos el hielo".

Rápida adaptación

"Estuve un par de semanas de prueba. Decidieron José Luis Romero y Vicente. Hice bastantes entrenamientos y partidos amistosos en campos malos, pero me adapté pronto. Como era rápido daba salidas en ataque. Santi García Barrero y yo éramos los únicos zurdos".

"Firmé por una temporada, con una ficha de tres millones de pesetas, parecido a lo que ganaba en el Coventry. No me interesaba mucho por el dinero. No tenía ninguna carga familiar y me pagaban por hacer lo que me gustaba. Además, me gustó el ambientillo de fútbol del Tartiere".

"Como entonces sólo admitían a un extranjero, me miraban con lupa. Tenía que jugar bien. En mi debut, en el Tartiere contra el Málaga, hice un mal control en el primer balón que me llegó, franco, y se me fue por debajo de la bota por la banda. Pero la gente me aplaudió, así que pensé que si me aplaudían por eso, aquí me iba a ir bien"

"No diría que el equipo jugaba para mí, pero participaba mucho. La primera temporada fue buena, acabamos séptimos. Pero Romero se marchó al Barcelona B y la siguiente, la 86-87, fue mala para todos. Cuando echaron a Antonio Ruiz llegó Carrete, con el que me llevé muy bien. Era muy duro, serio, pero muy honesto y profesional. Echaba muchos cagamentos y tenía un carácter campechano. En el contrato se reflejaba que teníamos que estar en casa a las 11 de la noche y Carrete llamaba siempre a esa hora. No hubo problema porque éramos unos santos"

"Oviedo es una ciudad dura. Si juegas bien, la gente te invita a cenar. Si lo haces mal, no tienen problema a decírtelo por la calle. Pero a mí me trataron bien".

"Nos libramos del descenso en los despachos. La directiva fichó bien y trajo a Miera. Una persona seria, distante, pero buen entrenador. En la primera vuelta fui el jugador número 12. Entraba siempre, un poco como revulsivo. Hasta que tuve que operarme de menisco. No quedé bien y volví a operarme con un médico de Birmingham que pagué yo".

"Tenía un año más de contrato y quería jugar en Primera. Pero no quise seguir aguantando tonterías. En ese momento creo que tendrían que haber tenido más tacto. Lo digo por Miera, por Vicente y por el presidente, Eugenio Prieto. De aquella había dos extranjeros, Hicks y De la Torre, y abrieron a tres. Podía haberme quedado, pero sólo con sentir que no me querían preferí marcharme, también por la muerte de mi hermano. Miera se había enfadado porque no quería que me operase. Seguramente, si no me hubiese lesionado habría seguido. Fue una pena porque después el Oviedo estuvo muchos años en Primera".

"Después de la segunda operación quedé bien. Volví al Coventry, con el mismo entrenador y la misma película. Así que en 1990 fiché por el Avilés, que había subido a Segunda. Sólo estuve tres meses porque me surgió la oportunidad de ir a Hong Kong. Allí los equipos son de empresas y el dueño del mío lo dejó a los dos años".

"Me llegó una oferta de Braojos, que estaba de secretario técnico del Toledo. Aquel año casi ascendemos a Primera. Jugamos la promoción contra el Valladolid. Tuve que operarme de pubis y jugué poco".

"En 1995, con 30 años, decidí dejar el fútbol. Había sido muy precoz y estaba gastado. Como era muy explosivo tenía muchas lesiones musculares y también dos hernias discales. Además, entonces no teníamos un servicio médico, recuperadores, ni se cuidaba la alimentación, Ahora los futbolistas duran cinco año más".

"No había sacado el título de entrenador, ni me llamaba la atención, pero me engañó Iñaki Artabe para que le ayudase a entrenar críos en La Fresneda".

"Hice todos los cursos, Con el Astur alevín quedamos entre los cuatro primeros. Con el Peña Berto, de Segunda Regional, segundos y terceros. Entonces pensé que me iba a llamar algún equipo de Preferente o Tercera. No me llamó nadie. Hace unos años me hubiese gustado probar más arriba, cuando era joven y tenía más energía, ahora ya no".

"Nunca me llamaron del Oviedo. Es un poco sorprendente porque en las categorías inferiores de muchos clubes hay exfutbolistas, pero en el Oviedo no".

"Durante un tiempo tuve una tienda de deportes, entrenaba en la escuela de Artabe y organizaba algún torneo. También daba clases de inglés a empresas y particulares. En 2008 me llegó la oferta del colegio Palacio de Granda para que hiciera un poco de todo: organizar torneos, dar clases de inglés y entrenamientos de fútbol en las extraescolares. Ahora sólo me dedico a coordinar".

"Hasta el año pasado iba a ver al Oviedo al Tartiere, pero ahora ni eso. En el verano de 2017 falleció mi padre y en septiembre mi madre sufrió un ictus. Mis padres habían venido a vivir a La Fresneda hace 15 años. Los fines de semana cuido a mi madre".

"No fui muy consciente de todo lo que pasaba con el Oviedo en 2003, pero tuve miedo de que desapareciese. No me llamaron del Oviedo ni del ACF. Sólo me llamó La Fresneda".

Destinado a Primera

"Me reengancharé. El Oviedo es mi equipo porque pasé tres años buenos y eché raíces aquí. Toca subir a Primera. Creo que han acertado con el entrenador y tienen buena base de jugadores. El problema es que Anquela ha tirado sólo de doce o trece. Hay que ampliar la plantilla. Por lo demás, el club está bien y la afición está bien. Hace falta un poco de paciencia. Si sube el Huesca con 5.000 personas en el campo, el Oviedo tiene que ascender a la fuerza".

"Al margen del Oviedo soy del Chelsea y el Manchester United. Cuando sales de Inglaterra te vuelves un poco patriota y sigues al equipo que gana. El fútbol inglés de ahora es europeo. La selección juega también juega así: balón en el suelo, aunque siguen con la agresividad inglesa".

"La mejor liga es la española. Los mejores equipos de Europa son el Madrid y el Barça. Y después el Manchester City, gracias a todo el dinero que gastó".

"Al margen de Maradona, mi ídolo era Laurie Cunningham, de cuando lo veía jugr en el West Bromwich Albion. Tuvo mala suerte con las lesiones. Ahora Messi es el mejor del mundo".

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