Hay rutinas que es mejor no cambiar. Hábitos saludables. A los tres minutos del primer ensayo de pretemporada (un partidillo ante un aguerrido Vetusta, con aires de seriedad: árbitros y uniformes oficiales incluidos), Berjón centró cerrado desde la esquina y Carlos Hernández peinó a la red. El Oviedo 18-19 empieza donde lo dejó: sacando réditos al balón parado. El laboratorio de Anquela se presenta una vez más como el arma más fiable de este Oviedo. Fue suficiente el testarazo para que el primer equipo se impusiera en la primera prueba de pretemporada, un choque con escaso ritmo y algunos detalles que despertó, otra cosa habitual, una gran expectación en la grada.

Unos 1.500 espectadores se dieron cita en El Requexón, confirmando que hay mono por ver rodar el balón. El club se vio sorprendido por la afluencia de seguidores y cerró las puertas al acceso de más vehículos a las 18.40 horas.

Sobre el ensayo, pocas conclusiones pueden sacarse, ahora que el trabajo físico se acumula y las piernas pesan una tonelada. Partió Anquela del 4-3-3 que parece hoy por hoy la base del equipo. El punto de partida. Con un pivote claro (Edu Cortina en el primer acto, Folch después) y dos pivotes que se sueltan la cadena para llegar al área rival. He aquí una de las novedades previstas por Anquela: quiere más aportación ofensiva de los medios. De ahí los fichajes de los alegres en ataque Javi Muñoz, Tejera y Boateng y la irrupción desde el filial del talentoso Borja Sánchez. Todos tienen tendencia al área rival.

Carlos Hernández desniveló el choque a los tres minutos en el córner ya comentado, pero la diferencia no se amplió. Mérito incuestionable de un Vetusta que, aunque lastrado por la presencia de muchos de sus puntales en el primer equipo, parece dispuesto a repetir la fórmula del curso pasado: intensidad y juego eléctrico, marca registrada de su entrenador.

Del primer acto destacó alguna combinación entre Berjón y Mossa, la pareja que más alegrías le puede dar al Oviedo, y un chut duro de Boateng desde la frontal. El Vetusta respondió al filo del descanso con una falta de Javi Hernández, uno de los nuevos.

El segundo acto quedó marcado por el cambio de Christian Fernández a los dos minutos, en lo que parece una lesión muscular. Habrá que esperar a los resultados médicos para ver si es una de esas molestas lesiones de pretemporada que hacen empezar el trabajo de cero.

El cambio de caras fue total en la segunda mitad, aunque se mantuvo el espíritu: un sistema que favorece a los centrocampistas y que va mutando en función de las necesidades del partido. Creció el equipo de la mano de Tejera y Borja Sánchez, a los que la vigilancia de Folch les dio alas en ataque. Borja recortó en el área a los 49 minutos y chutó, pero la defensa rechazó el golpeo. Ernesto mandó arriba el rechace. Asier gozó de otro tiro nítido a servicio de Johannesson, pero el balón no encontró puerta. Una falta de Tejera desde la frontal cerró el intento de los mayores de aumentar la renta, pero el Vetusta (con varios mexicanos a prueba estos días) supo cerrar con eficacia.