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El reto ecuatoriano de Sabino López

El expresidente del Oviedo asesora junto a su hijo Pablo al Puerto de Quito, de Segunda División, y gestiona una escuela de fútbol

Por la izquierda, Jonathan Auer, Sabino López, Richard Borja, Pablo López y Gonzalo Ortega, en la escuela de fútbol. LNE

La función tiene dos focos diferenciados. De un lado, el reto deportivo. La gestión de un club de fútbol. De otro, la apuesta por la formación. Cuando a Pablo López, hijo del expresidente del Oviedo Sabino López y residente en Ecuador desde hace algunos años, le plantearon la misión se sintió atraído por las dos lecturas. También Sabino López, que no lo dudó cuando su hijo le presentó el proyecto. Los dos dieron el visto bueno y, desde finales de junio, ambos asesoran al Puerto de Quito, equipo de la Segunda División de Ecuador que lucha por estar en la máxima categoría, y gestionan la escuela Richard Borja, dedicada a niños desfavorecidos de Guayaquil.

"Fue Pablo el que se puso en contacto con la gente de Sports Manager. Ellos le ofrecieron la posibilidad de entrar en el proyecto. Él es un loco del fútbol. Y cuando me comentó la idea me gustó", explica Sabino López, algunos días después de haber presenciado in situ las instalaciones del proyecto en el que ahora se embarca junto a su hijo.

Los dos llevan desde entonces la gestión del Puerto de Quito, un club de la ciudad de Santo Domingo fundado en 1998 pero que ha sido en los últimos años en los que ha acelerado hacia la élite del fútbol del país. Ha ascendido escalones con ritmo imparable. En 2016 se proclamaba campeón de la Segunda Provincial Pichincha. En 2017 hacía lo propio en la Segunda Categoría. Ahora compite en la Serie B, la segunda en importancia. Es séptimo en la tabla y el sueño está claro: el ascenso. "Queremos ir paso a paso, hacernos una idea de lo que es el club y poner nuestro granito de arena, con la experiencia del fútbol español. Peor nuestro sueño es llegar a Primera. Tenemos mucha ilusión puesta en el proyecto", relata el expresidente azul.

A Sabino López se le ve especialmente ilusionado cuando se le menciona la otra pata de proyecto, la que tiene que ver con la Escuela de Fútbol Richard Borja. "Es un reto precioso", describe López; "la escuela está en una zona desfavorecida en Santo Domingo, entre Guayaquil y Quito. Es un proyecto muy interesante porque la gente es muy agradecida y se pueden hacer grandes progresos". Richard Borja pone nombre a la escuela y es el director de la misma. Es un exfutbolista ecuatoriano, un hombre con tirón después de una interesante carrera en el fútbol ecuatoriano: disputó la Copa Libertadores y fue internacional. También es una persona concienciada con los problemas del país. "Borja es un apasionado del fútbol y entregado a su labor. En la escuela hay unos 300 chavales de entre 6 y 18 años. No pagan por jugar; la escuela subsiste en base a las ayudas que recibe de distintas instituciones", comenta López. El lema de la escuela resume su espíritu: "No solo queremos sacar grandes jugadores de fútbol sino también personas de bien".

El primer paso para la mejora de la escuela ya se ha dado: el campo para entrenar, hasta ahora de tierra, se está transformando en un terreno de juego de césped sintético de última generación. Un paso cualitativo importante.

Los dos proyectos Puerto de Quito y la Escuela Richard Borja tienen su propio funcionamiento, aunque puede haber sinergias. La idea de fondo es sencilla. Los chavales se formarán en la escuela y los que destaquen pueden dar el paso al Puerto de Quito. ¿El siguiente paso en la formación? El salto a España. "Nuestro sueño es que alguno de estos chavales llegue algún día a jugar en la liga española. Les solucionaría la vida".

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