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La promesa cumplida de Yoel Bárcenas

El jugador panameño le dijo a su madre, cuando estaba en la escuela, que iban a vivir del fútbol

Yoel Bárcenas, ayer, en el entrenamiento del Oviedo en El Requexón. J. RUS

El pasado jueves fue el día de la Santina para el Oviedo, visita a la Virgen de Covadonga y bendición por el reto del ascenso. Los nuevos debutaban en el Santuario, entre ellos Yoel Bárcenas, que caminaba hacia la misa solo, pensativo, figura fina y fibrosa. "Esto es muy bonito", decía con voz tímida mientras señalaba el paisaje. En su mano derecha, el teléfono móvil. Eran las dos de la tarde, las siete de la mañana en Colón (Panamá). Allí, a 8206 kilómetros del "corazón de Asturias", amanecía un nuevo día. Un día especial para el extremo azul.

"Felicidades madre mía. Sólo decir gracias padre por tenerla aun conmigo. Bendícela padre y que siga echando para adelante. Hijo orgulloso", escribía Yoel en su cuenta Instagram, junto a tres fotos de su madre con la bandera y la camiseta de Panamá. Era su día: cumplía 52 años.

Cuentan quienes le conocen de cerca, quienes le han tratado en su país, que Yoel, 24 años, es un "chico muy alegre" y, sobre todo, "muy familiar". Por su madre, dicen, siente debilidad. Ella fue quien le crío en Colón, ciudad futbolera de 78.000 habitantes, y a ella le hizo una promesa hace años que, vista con la perspectiva actual, va camino de cumplirse con creces. Resulta que, con nueve años, cuando empezó a jugar al fútbol en el Árabe Unido de su ciudad, Yoel sólo tenía ojos para el fútbol y su madre le decía que ese era un mundo difícil, que no perdiera de vista el estudio. "No te preocupes que nosotros vamos a vivir de esto", le prometió el chaval. Aquel pronóstico, contado por el propio futbolista en una televisión de Panamá, resultó ser una buena apuesta: con 24 años, Yoel Bárcenas ya ha jugado en tres países (Panamá, México y Croacia) y ya a disputado un Mundial con su selección.

"Es un buen chico, muy humilde y con una gran personalidad. Es muy querido en Panamá. Pertenece a la generación del relevo", cuenta Antonella González, periodista venezolana que trabaja en Panamá, una de las que mejor conocen al futbolista.

Cristiano y muy creyente (suele citar a Dios en cada comentario en redes sociales, con una etiqueta recurrente: Dios es fiel), Yoel Bárcenas tiene otra persona por la que se desvive: su hijo, Yoel como él, de tres años, nacido dos días antes de la Nochebuena de 2014. Fue padre con 21 años, cuando todavía jugaba en el Árabe Unido, el club de su vida, donde empezó a dar patadas a un balóny donde disputó, con el primer equipo, 91 partidos y anotó 15 goles.

En sus inicios empezó jugando por dentro, de enganche. Entonces, se fijaba mucho en Özil, al que seguía en su etapa en el Madrid. Quizá por eso tenga simpatía declarada por el club blanco. Después, cuando escoró su posición y se convirtió en el extremo que es, Yoel Bárcenas fijó como referente a Neymar, según contó él en alguna entrevista. La filigrana que dejó en su debut, en León, recordó al exdel Barça.

Amante de la música reggae y de la salsa, ve mucho fútbol en su tiempo libre y tuvo un breve paso por Croacia (RNK Split) seis meses, antes de volver al Árabe Unido y salir a México, al Cafetaleros de Tepachula de Chiapas (49 partidos, 15 goles), con quien se proclamó campeón de Segunda División. El equipo, sin embargo, no podrá jugar en la máxima categoría mexicana por las exigencias en México para los clubes más modestos. Ahora, Bárcenas ha dado el salto a España. Un paso más para llegar a la élite y seguir cumpliendo la promesa a su madre.

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