De niño, cuando jugaba descalzo al fútbol en las calles del barrio de Pikine, en Dakar (Senegal), Ibrahima Baldé quería ser ingeniero. No sabía muy bien por qué, contó en alguna entrevista, pero le gustaba esa palabra: ingeniero. Después, la vida le fue llevando por otros caminos. Una vez, un amigo le propuso llegar a España en patera, pero sus padres desactivaron la idea: demasiado riesgo. Al final, acabó aterrizando mucho más lejos, en Argentina, para ser una suerte de vendedor ambulante en un piso con varios senegaleses. Allí le hicieron una prueba en Vélez Sarsfield y, allí también, le pusieron un mote: "La Pantera". Ya se sabe que en Argentina hay motes para todo. Hoy "La Pantera" viste de azul.

"Quiero volver a ser 'La Pantera', ojalá el Oviedo, la afición y el club me ayude a llegar a mi mejor nivel", señaló ayer Ibrahima, tipo risueño que desprende una apabullante naturalidad, de semblante amable, cercano en el micrófono, capaz de decir "compis" y "Mendi" (de José Luis Mendilíbar, que fue su técnico en Osasuna) en su primera rueda de prensa.

"La Pantera", mote que pretende describir su potencia en el campo, apareció ayer por el Tartiere con su nueva camiseta. Metro noventa, llevará el número 17 con el nombre, diminutivo más bien, de Ibra. "Estoy muy feliz. Tenía ganas de volver a España y no lo dudé", explicó, y confirmó que tuvo ofertas de otros clubes (de Turquía, Arabia, Catar o Ecuador) mucho más suculentas económicamente, pero que cuando escuchó la del Oviedo no lo dudó. "No estoy por el dinero, quiero disfrutar del fútbol. Es una Liga muy competitiva, un estadio de Primera y ojalá salga todo bien aquí", dijo, y agradeció a Ángel Martín González, secretario técnico azul, presente ayer en la sala de prensa, su esfuerzo por ficharle.

Ibra dijo que sus compañeros son "buena gente", que Anquela le recuerda a Mendilíbar por "su carácter" y dejó claro que es delantero centro: "Soy de estar ahí, para definir, no en la banda. Después, si me lo pide el míster, puedo ayudar al equipo, pero soy un delantero centro al que le gusta estar para rematar". César Martín, responsable de relaciones institucionales, le definió como "futbolista que sabe aprovechar muy bien sus cualidades, con buen físico, muy potente y rápido".

El senegalés, físico imponente, dos finas pulseras de plata en su muñeca izquierda y un anillo en cada mano, no quiso extenderse en el lío burocrático que le mantuvo atrapado en Rumanía. "Es una larga historia. Gracias a Dios, mi agente, mi padre Jose (Sánchez Parra) llamó a los diplomáticos y se resolvió sin problema". Todo eso ya es pasado. Ibrahima, "La Pantera" del Oviedo, ya viste de azul.