Para José María Muñiz Muñiz (Oviedo, 31 de mayo del 1939) el Oviedo es algo más que un equipo de fútbol. Desde que lo viera por primera vez hace 71 años, Muñiz se enamoró de unos colores que lo han acompañado toda su vida; 68 años como socio de un club que conoce desde dentro por su etapa como directivo bajo la presidencia de Jesús Riesco Morán (1977). Ahora trasmite esa pasión a dos de sus nietos sentado en su asiento del Carlos Tartiere, al que va siempre que juega el Oviedo.

La relación de Muñiz con el equipo carbayón comenzó desde bien pequeño. "Empecé a ir a ver al Oviedo en el 1947. Mis padres me llevaban al campo del Buenavista cuando los partidos comenzaban a las tres de la tarde por falta de luz", dice. Se convirtió en socio en el 1949 y, desde entonces, fue socio todos los años salvo en la temporada 1970-71, cuando tuvo que marchar a Francia por motivos laborales. Allí, en Francia, pidió que le mandaran LA NUEVA ESPAÑA para mantenerse informado del equipo azul. "Recibía el periódico todos los días. Así lo pedí para mantenerme al corriente de todo", rememora. De su primera época recuerda especialmente a Eduardo Herrera "Herrerita", un "interior que jugaba con el dorsal 10 y que tenía el mismo talento que Maradona o Messi" o los partidos ante el Real Madrid, con victoria azul por 7-1 en el 47 o el derbi ante el Sporting con triunfo carbayón por 0-6 en el 1956. "Recuerdo la alineación de ese derbi mejor que de mi boda", bromea Muñiz.

Esta afición que siente por el Oviedo fue la causante de que Anselmo López Acha le propusiera ir con él en el equipo de Jesús Risco Morán en las elecciones por la presidencia del club oviedista en el año 1977: "Anselmo me llamó para preguntarme si quería formar parte del equipo para ganar las elecciones y para mí era un placer poder ser directivo del Oviedo". Esa etapa le duró a Muñiz dos años, entre el 1977 y el 1979, en los que vivió los "años del barro" con el equipo bajando a Segunda B, consiguiendo el ascenso la temporada siguiente y con muchas experiencias. Una de ellas tiene su aquel: "Viajé a Ourense junto con Daniel García Yagüe (que acabó siendo presidente de la entidad desde el año 1979 hasta el 1984) para cerrar el fichaje de José Luís Samos. Cuando ya lo teníamos todo cerrado, Yagüe quiso poner una cláusula en el contrato que dejaba sin efecto el acuerdo en caso de que el Oviedo no ganase al Ourense ese fin de semana. Tardamos una hora en convencerle de que eso no podía ser", explica. El encuentro en tierras gallegas acabó, además, con triunfo oviedista por un tanto a cero, aunque la intrahistoria de ese partido se la reserva para "cuando consigamos el ascenso" que, sostiene, confía en que sea la próxima temporada.

Como directivo, Muñiz disfrutó de aquellas temporadas complicadas acompañando al equipo sentado en el banquillo en varios encuentros. Después, como aficionado, disfrutó los buenos años con la llegada de los Jerkan o Jankovic acompañado de todos sus hijos, a los que les pasó su amor por el Oviedo.

El último mal momento que vivió el conjunto ovetense, el descenso administrativo a Tercera División del 2003, fue "una cosa terrible" para un Muñiz Muñiz. Él, sin embargo, no dejó de ser socio azul y de asistir a todos los partidos. Como otros muchos, nunca dejó de creer para llegar a lo de hoy. Ahora, con 79 años una desbordante pasión azul, José María Muñiz sigue acudiendo a su cita con el Oviedo junto a uno de sus hijos y dos de sus nietos, tan ilusionado como el primer día y con la seguridad de que este año los oviedistas celebrarán el tan ansiado retorno a Primera División. De momento, es optimista con lo que ve: "El equipo jugará que otros años y dando más protagonismo a la cantera.