Miguel Pérez, 36 años, nombre y apellido igualito que el de "Michu". Miguel camina con su acompañante por el centro de Córdoba, junto a la Mezquita, calle Lineros, nombre que recuerda a otro ex delantero del Oviedo, pero que no, que casi. Son las tres menos diez de la tarde y la vía está casi vacía. El termómetro marca 36 grados. La sombra no es más que una mentira embustera. El aire es fuego.

De lejos, Miguel no parece oviedista. Viste una camiseta blanca y negra que no se reconoce como la segunda equipación del año pasado hasta que se aproxima, bañador corto y azul. A la espalda, el número 5: Forlín.

-Vengo de la piscina.

La mañana en la piscina. Buen plan para el agosto cordobés. Y eso que sabía dónde se metía. Llegó de Oviedo el viernes, "unos días por aquí para conocer esto", y vuelta a Asturias mañana lunes. Pero primero, el Oviedo. "Esperemos que salga bien el partido. Parece que hay buen equipo, pero hay que meter las que tengamos", pronosticaba en mitad de la calle, con ganas uno y otro de terminar la conversación y entregarse al aire acondicionado. "El Córdoba está como está", aseguraba.

Como todo el mundo, el oviedismo se resguardó del intenso calor hasta que fue llegando la hora del partido. Poco goteo de personas por el centro de la ciudad. Calles desiertas. Terrazas vacías. Abanico va. Abanico viene. Poco, más bien nada, donde pescar hasta que se abrieron las taquillas del Arcángel, situado en mitad de una explanada para la feria. Ahí sí. Ahí empezaron a aparecer camisetas azules, orgullo azul. Sangre azul como la de Ana Bango, de Castrillón. Ana puso el despertador en la madrugada del sábado a las tres de la mañana. A las 3.30 arrancó para llegar a Córdoba. Con ella, además de la pancarta de la peña, José Manuel Melón, Luco Menéndez e Illán Menéndez. "Hace mucho calor. Yo espero que no nos afecte", decía Ana mientras explicaba su plan: "Nosotros nos quedamos ahora hasta Cádiz (juega allí el Oviedo el próximo sabado). Allí estaremos también". Igualmente estaba por Allí Pablo Argudin y Lucio Álvarez, socios azules residentes en Málaga. Málaga-Córdoba por la mañana con mucha ilusión y una pancarta, que levantaron a la llegada del equipo al estadio. "Luchar, luchar y volver a luchar. Somos el Real Oviedo", rezaba el eslógan. Si todo va bien, explicaba Pablo, esa pancarta estará en el derbi ante el Sporting.

Paseaban la pasión oviedista por los aledaños del Arcángel Iván Marcos y Lucía Navarro, llegados de Barcelona. También José Monjardín, Javier Álvarez, Valentín Álvarez y Jonás García, de la Peña "Embajada Azul". Los cuatro, de vacaciones en Cádiz, se acercaron a Córdoba a ver el nuevo equipo de Anquela, "más compensado y parece que mejor que el del año pasado".

Al lado de este grupo, otro peculiar. Tres personas de Oviedo y tres de Almería, amistad unida por Esteban, exmeta azul. Vanesa Vega, Isa Paredes y José Pablo Rodríguez de Oviedo. Isa Valverde, Miguel Salmerón y Miguel Salmerón de Almería y del Almería. Ayer, en realidad, oviedistas. "Mucho calor", insistía Isa Paredes, confiada en que la temporada del Oviedo acabe en éxito.

El tremendo calor envolvió una jornada de alto voltaje. "El verano es así, y eso que éste fue templadito", intervenía Enrique. Enrique, cincuenta y tantos, pelo canoso, gafas, pantalón largo beige y camisa de manga corta, es un comercial reconvertido en taxista. Intentó seguir en su sector, pero llegó un momento en que los 426 euros que cobraba al mes de la prestación no le llegaban. Así que se sacó como pudo la licencia y se hizo taxista. Uno de los 508 que hay en Córdoba (Unos 380.000 habitantes). Ejerce desde hace nueve meses y, de momento, sin competencia con Cabify y Uber: "No les compensa esta ciudad". "Aquí los futboleros somos muy sufridores", afirmaba Enrique. Aquí, en Córdoba, la actualidad no está en el balón sino en los despachos. Los problemas del club para inscribir jugadores por el límite salarial y los vaivenes en la directiva dejaban en un segundo plano la admiración por Sandoval. "Nos va a salvar otra vez", explicaba Juan, socio cordobés, presente en un estadio ruidoso y que respira fútbol. También ayer, pese al calor.