Anoche, a las 22.00 horas, el termómetro trepó hasta los 33 grados. Córdoba, 25 de agosto. Un horno difícil de llevar en esta Liga de calendario asimétrico que deja, qué cosas, dos partidos consecutivos en el inicio en El Arcángel: jornadas 1 y 2. De la olla a presión salió muy bien parado el Oviedo, que se echó a la mochila una victoria estupenda para dar extensión a las buenas sensaciones mostradas ante el Extremadura. El bingo de El Arcángel llevó inevitablemente la firma de Yoel Bárcenas, un tipo eléctrico que anotó dos goles y dio otro. El show del panameño, una explosión prometedora, abrochó un triunfo que costó más de lo que refleja el marcador.

Fue un Oviedo de muchas versiones, primero con cuatro defensas y luego con cinco, afilado durante buena parte del partido y sufridor después, lanzado por su acierto y agobiado por su poca contundencia a balón parado. El verano del Oviedo fue de delanteros y anoche marcaron cuatro centrocampistas, un equipo versátil que suma cuatro puntos de seis y mejora el arranque de competición del año pasado (uno de seis). El Oviedo, pues, estrena triunfo camino de Cádiz, donde se volverá a tener un duro examen la próximo semana.

Como Anquela no es de tocar lo que funciona, el once fue calcado al del domingo pasado. Repitieron todos, también Forlín en el banquillo. El argentino, de los mejores el curso pasado, no encuentra de momento sitio en la zaga. Y en unos días, si nada falla, le llegará un nuevo competidor: Oswaldo Alanís. Más madera.

Arrancó caliente el Oviedo, no era para menos, y cantó bingo a la primera. Los azules hincaron el diente a la defensa de tres del Córdoba, equipo que quiere tener la pelota pero que se desproteje demasiado atrás. El Oviedo vio un filón en las contras y así abrió brecha. Berjón recibió en el medio de campo tras una falta, abrió a Bárcenas y puso la directa. El panameño la aguantó bien y se la cedió al diez azul, que resolvió con un derechazo que tocó en Stefanovic y se fue con suspense a la red. Al nuevo Oviedo de Anquela le gusta tocar, pero en absoluto se ha olvidado de galopar.

Los azules, pues, mandaban en el minuto siete, un escenario propicio para agarrar el botín, un viejo reto: agarrar de verdad el botín. Será por victorias que se escurrieron de entre las manos al grupo de Anquela de forma clamorosa. Ante el Extremadura, sin ir más lejos.

Jugaba cómodo el Oviedo, seguro de sí mismo, no tan arrollador como el domingo pasado en la posesión pero sí con personalidad, intenso en la presión y aseado con el balón. Y picaba mucho y muy bien por los costados. Bárcenas, muy activo, envidaba por la derecha con insistencia y Berjón, en su versión de líder, frotaba la lámpara en la izquierda. El panameño disparó de zurda sin suerte y se la puso con toda la intención a Toché, que no llegó por poco.

El Córdoba, que estos días anda más pendiente de los despachos que del césped, tenía sus arranques, con envites potentes por la izquierda, nada grave para los de azul, que se defendían con orden e intensidad. Precisamente cuando más aceleraban los locales, disparo alto de Bambock, llegó el primer parón para refrescarse. Y le salió que ni pintado a los azules, porque Bárcenas enganchó una asistencia de Toché y la elevó con calidad de mundialista ante la salida de Stefajovic. Física y tácticamente, el Oviedo era superior a su rival. Con el balón y sin él.

Los azules toreaban bien al Córdoba, que jugaba con buena intención pero no pellizcaba, excitado por una grada ruidosa a raíz de posible mano de Diegui que el estadio jaleó al unísono, también Sandoval, expulsado antes del descanso. Con esos decibelios y un disparo alto de Jovanovic apretaron los andaluces hasta el descanso, que llegó después de 49 minutos y un calor infernal.. Once de la noche, 30 grados.

Las sensaciones en el intermedio eran muy buenas para el Oviedo, equipo bien engrasado y con mucho cuajo. A diferencia del debut, ocasiones y ocasiones sin suerte, los azules acertaron las dos más claras que tuvieron.

Como nadie dijo que en segunda ganar fuera fácil, y menos para este Oviedo que sigue blandillo a balón parado, llegaron los agobios en un segundo acto hiperactivo. Siempre hubo sensación grande de superioridad, pero el Córdoba vio vida en la endeblez azul en el juego aéreo y en la adrenalina de la grada. Al poco de la reanudación, Alfonso sacó una manopla espectacular, candidata desde ya a mejor parada de la temporada. Remató Jaime Romero y el meta desvió de forma tremenda. Sucedió que un minuto después Alfaro remató solo en el área a la red un centro de Javi Lara.

Amenazaron con aparecer los fantasmas. Ya saben: el partido que se tiene controlar y se escapa. Especialmente después de que a Javi Muñoz se le escapara por poco un derechazo con intención. Pero de nuevo se presentó Yoel Bárcenas, habilitó a Diegui y el canterano, ayer sí, asistió para que Berjón empujara a la red. Alivio para el Oviedo, que seguía débil a balón parado. Cualquier centro al área, peligro.

Anquela, pues, movió ficha. Dio carrete a Forlín por Boateng. El argentino se situó de líbero y el equipo pasó a formar con tres centrales y dos carrileros. Ni con esas se quitó el agobio al Oviedo, de nuevo con la mosca detrás de la oreja cuando Piovaccari le ganó la partida a Carlos Hernández y fusiló a la red. Deambulaba el equipo azul en el alambre, otra vez, hasta que pidió de nuevo paso Bárcenas. Toché se la dio al espacio y el panameñó marcó el cuarto.El partido murió en ese gol y quedó tiempo redondease su partido parando un penalti a Aguado en la última jugada.

El Oviedo se llevó de Córdoba una victoria merecida que confirma sus buenas sensaciones. Bárcenas explotó para dar el primer triunfo fuera de casa.