Anquela, voz algo tomada, interrumpe el ejercicio con órdenes y aspavientos. "¡Balón a la banda! ¡Balón a la banda!", repite incesantemente. Es parte del trabajo táctico que, semana a semana, el jienense cubre con sus hombres aprovechando los campos 1 y 2 de El Requexón. Él se queda con la mitad, mientras el resto del grupo completa ejercicios físicos y de finalización con su ayudante Marcos Marcén. El ejercicio es repetitivo, machacón. El tipo de trabajo que el futbolista suele aborrecer. Pero es necesario. La rutina es salpicada por las consignas de Anquela, que expresa sus órdenes con nitidez: "Hay que llevar el balón a la banda y que el lateral doble". Carlos Martínez y Javi Hernández, primero; y Johannesson y Mossa, después, se convierten en protagonistas.

Anquela está satisfecho con el juego de los suyos en este inicio de campeonato, así lo expresó por última vez tras el agónico empate en el Carranza, pero quiere más. Siempre quiere más. El Oviedo de las tres primeras semanas se ha mostrado como un conjunto que basa su fuerza en el centro del campo. Tejera hace de ancla y Boateng y Muñoz participan y llegan. Los tres combinan perfectamente, a la espera de Folch esté en condiciones de elevar la competencia.

El equipo es fuerte por el centro pero el elemento desequilibrante llega por las alas. Berjón sigue dominando la izquierda a su antojo y Bárcenas es la sorpresa en la diestra. Johannesson y Mossa, elementos necesarios, suelen sumarse a la fiesta. Cuando los cuatro de los flancos están de dulce, el equipo arrolla. Se vio en Córdoba, y en algunos momentos contra el Extremadura. Se echó en falta en la segunda parte de Cádiz. Por eso, Anquela insiste en las bandas. En ese estilo y en elemento motivacional. "¡Confiad en vosotros!", repite a sus hombres en El Requexón. "¡Personalidad!", insiste.

El juego por los flancos es una de las señas de identidad de los equipos de Anquela, acostumbrado a contar con extremos desequilibrantes, eléctricos. El Oviedo de este año cuenta con ese perfil aunque de momento no le está sacando tanto provecho como le gustaría al técnico. La estadística ofrece algunas pistas. El Oviedo de esta campaña lleva 53 balones centrados al área de los rivales. Contra el Extremadura se vio la actuación con mayor insistencia ante el arco rival: 34 centros al área, incluyendo los córners. Otra historia es el acierto: un solo gol, a pesar de chutar en 13 ocasiones, 7 a puerta. Ante el Córdoba, el equipo envió 9 balones al área. Fue la del Arcángel una muestra de efectividad: cuatro goles tras 10 disparos. La dinámica siguió a la baja en el Carranza, con 9 centros y 7 disparos. En total, el Oviedo centra al área en este inicio de competición 17,6 veces por encuentro.

El año pasado, en el mismo plazo de tiempo, el equipo de Anquela había puesto 60 pelotas en el área rival, 20 por partido. Se trataba de un equipo con un estilo más directo, sin tanta elaboración en la zona de medios. Pero los números avalan el nuevo estilo: un punto más a estas alturas. Aunque Anquela quiere más. Nunca ha sido un entrenador conformista.