La importancia social actual de los futbolistas sobrepasa todos los límites y cualquier detalle puede servir para hacer feliz a un niño. Que se lo digan a Alejandro Suárez Prieto, ovetense, de ocho años de edad, que ayer recibió en El Requexón de manos de Alfonso, el portero del Oviedo, uno de los regalos más especiales de su vida.

La historia tiene miga. Alejandro, portero benjamín del Centro Asturiano, perdió sus guantes hace una semana jugando con sus amigos una tarde en el Polideportivo de Villafría. Su padre pidió ayuda en Twitter y el meta del Oviedo respondió a la llamada. "¡Trae al guaje por El Requexón y lo solucionamos!", dijo Alfonso. El día señalado fue ayer, cuando el joven Alejandro, acompañado por su familia al completo-, su madre, su padre y sus dos hermanos-, acudió al entrenamiento del Oviedo para recibir el ansiado tesoro. "Al final del entrenamiento Alfonso me dio un abrazo y me dio los guantes. Ahora me quedan grandes, pero los voy a guardar para cuando sea mayor y me sirvan", dijo Alejandro, de visita en LA NUEVA ESPAÑA después de su gran día. Oviedista hasta la médula, como toda su familia, su sueño es ser portero y, aunque ya lo era antes, Alfonso se convierte en su máximo referente. "También me gusta Courtois y Esteban cuando jugaba, pero sobre todo Alfonso", comenta.

Alejandro no se separa de sus nuevos guantes desde que el portero del Oviedo se los entregó, aunque sí piensa llevarlos el lunes al colegio, el Veneranda Manzano, para ser la envidia absoluta de sus compañeros. "El otro día ya me decían todos que había salido en el periódico. Los voy a llevar a clase, pero con cuidado para no volver a perderlos". Y eso que los inicios de la carrera como portero de Alejandro, pese a su corta edad, pasaron ya por algún bache. Su padre, José Ángel, no quería que su hijo jugase bajo palos, por eso de los nervios. Le hubiese gustado más que, como sus hermanos, Álvaro (gemelo) y José, Alejandro fuese futbolista de campo. Además, en su primer año como jugador federado tuvo la desgracia de romperse un dedo, un doloroso percance que no le hizo echarse atrás en su carrera como portero.

La familia de Alejandro irradiaba felicidad por el grandioso día de ayer. "Es un gran detalle por parte de Alfonso y siempre le estaremos muy agradecidos, desde que le dio los guantes no se separa de ellos, es una ilusión para todos, somos una familia muy futbolera y oviedista", decía Alicia, la madre. El padre, el que tuvo la ocurrencia junto al hermano mayor de pedir ayuda por redes sociales (también lo subieron a Instagram), bromeaba sobre lo sucedido: "Quién sabe si en el día de mañana no se convierta en futbolista y comparte vestuario con Alfonso...". Para eso queda, pero ni Alejandro ni su familia olvidarán nunca el día en el que Alfonso les dio sus guantes.