Seguro que pocas veces, quizá ninguna, los jugadores del Real Oviedo se han imaginado que en Nepal, en pleno centro del Himalaya, hay dos equipos de niños que juegan al fútbol entre piedras y descalzos, pero con una equipación del Oviedo que luce impoluta. La equipación oficial juega contra la reserva entre un barrizal cargado de sonrisas. Diez contra diez, y poco importa quien gane. En Nepal las bases del fútbol son distintas. Se trata de divertirse y participar, y de soñar, que en el Asia Meridional a veces cuesta.
Fueron los asturianos Isabel García y su novio, Francisco Ferrero, los que se embarcaron este año en un proyecto solidario que a partes iguales les ha dado muchas satisfacciones y mucho dolor. Lo reconocen, no todas las personas están preparadas para llevar a cabo una acción como la que ellos hicieron este año por primera vez, cuando decidieron unirse a la ONG ELI, de voluntariado internacional, para participar en la construcción de una escuela en Gorsyang, a 90 kilómetros de Katmandú, la capital nepalí. "Estuvimos trabajando en el patio, tapando socavones con piedras para que los niños no se cayesen y pudiesen utilizar el patio. Es muy gratificante ver a los niños cómo se ilusionan, pero también hay que ir preparado, saber que no hay ninguna comodidad y que hay que ir a buscar el agua al río todos los días", concreta García. Por eso, en un impulso por llevar algo que quizá pudiese ilusionar un poco más a los niños nepalíes, a Francisco Ferrero, socio del Oviedo, se le ocurrió que quizás el equipo podría donar unas equipaciones. Y el equipo respondió con veinte indumentarias oficiales. "Es increíble, los niños aquí saben dónde está España y conocen el Barça y el Real Madrid. Les dije que el Real Oviedo también era un equipo muy grande y sus sonrisas no se nos olvidarán nunca", relata este ingeniero de telecomunicaciones, profesión que comparte con su novia, con la que también ha firmado un capítulo más en común: llevar la felicidad a Nepal.
