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Segunda División

Joselu: "Hay futbolistas que, por el mero hecho de serlo, se creen más que otras personas"

"Siempre me acordaré del día antes de mi debut en la Champions; fui a orinar 16 veces y las conté porque a la quinta ya me empecé a preocupar"

Joselu, ayer, en El Requexón. LAURA CARADUJE

La mayor apuesta de la etapa de Carso en el Oviedo al descubierto. José Luis Moreno Barroso, "Joselu" (Cartaya, Huelva, 1991), el nueve azul, aunque luzca el dorsal 22, ha caído de pie en la afición carbayona. Lo sabe y no tiene problemas en reconocerlo, aunque es consciente de la responsabilidad ("a veces creo que tengo a la afición un poco engañada") de asumir su rol.

Cercano, media sonrisa, buen humor, directo en las respuestas-, al primer toque, como su fútbol- se sienta con LA NUEVA ESPAÑA en El Requexón, en un día muy soleado de octubre, casi víspera de Premios. Joselu, asentado en Montecerrao, desgrana su carrera, analiza al Oviedo ("es muy pronto para hablar de finales") y charla sobre los peligros de este deporte. Sobre todo, de los relacionados con la fama y el dinero, que también existen en Segunda. "Hay futbolistas que, sólo por serlo, se consideran más que otras personas", dice con naturalidad. Ahora Joselu futbolista. Ahora Joselu persona. El goleador, al descubierto.

-¿Dónde empezó a tocar el balón?

-En el bar mi familia, que se dedicaba a la hostelería en Cartaya. Mi madre era la cocinera, mi padre el camarero y yo empecé a jugar al fútbol en el patio de atrás del local. Después entré en equipo del pueblo con los amigos y, más tarde, en el Campeonato de Andalucía de Selecciones, me fichó el Recreativo. Luego, con 14 o 15 años, me llamó el Villarreal.

-¿Cómo surgió ese interés?

-Me llamó mi actual representante, Emilio de la Riva, que es mi segundo padre, y me explicó el mundo en el que estaba a punto de meterme. Me dijo que había varios equipos interesados en mí. El primero fue el Villarreal, aunque hubo otros como Sevilla, Barça o Espanyol, pero los que más apostaron fueron ellos. Me invitaron a mí y a mis padres a ver la ciudad deportiva y el colegio, que estaba al lado. Me sedujo la idea del Villarreal y estuve cinco años en su cantera.

-¿Siempre tuvo claro que quería ser futbolista?

-Siempre tuve la ilusión, pero nunca pensé que podría vivir de ello. Lo tenía como un sueño.

-En el Villarreal llega a debutar en Liga de Campeones.

-Hice un gran año en Tercera y me dieron la oportunidad de jugar en Segunda. Llevaba bueno números y por suerte-, para mí claro-, se lesionaron Giuseppe Rossi y Nilmar. Me inscribieron en Champions, aunque nunca entendí bien el motivo, y en la semana previa ya sabía que sería titular contra el Manchester City.

-¿Nervios?

-¡Muchísimos! Siempre me acordaré del día anterior. ¡Fui a orinar al baño 16 veces! Las conté, porque a partir de la quinta ya me empecé a preocupar. Recordaré eso toda mi vida.

-Después del Villareal empieza su etapa en Segunda, antes del Oviedo; Córdoba, Recreativo, Mallorca, Lugo y Granada. ¿Dónde fue más feliz?

-En Lugo, mi segundo año (máximo goleador en Segunda, 23 tantos). Al final, cuando el futbolista está a gusto en lo deportivo es cuando sale todo rodado. Estuve muy bien en todos los sitios, salvo mi primer año en Córdoba. Fui como fichaje estrellita y me pudo la presión, lo reconozco. No me salieron las cosas, sólo tenía 20 años y la exigencia era tremenda. Me comió un poco ese ámbito.

-¿Cómo ve eso que llaman el fútbol moderno?

-Antiguamente no había tanta prensa, ni tele, ni debates o tertulias. Hoy hay mil programas de fútbol y también Twitter, Instagram, Facebook?de todo. Todo el mundo puede comentar y decir lo que le venga en gana. El míster lo dice y yo también: cada persona es un entrenador y hacemos nuestra alineación y nuestro sistema. Los futbolistas tenemos que centrarnos en lo que importa, que es el campo del fútbol. Hay que abstraerse de lo de fuera, porque te puede comer bastante la cabeza y provocar que te descentre de tu trabajo.

-¿Viven los futbolistas en una burbuja?

-Yo no vivo en una burbuja y aquí (en el Oviedo) prácticamente nadie lo hace, porque me he encontrado un vestuario espléndido. Sí he tenido compañeros derrochadores con el dinero, que se piensan que por el mero hecho de ser futbolistas y jugar en un equipo son más que otras personas y en resumen, van 'con el pecho agrandao'. En el mundo del fútbol un día estás arriba y otro abajo. Hay jugadores que viven aislados, pero la mayoría tienen cabeza, familia y estudios. Al final, la apariencia de algunos nos pone esa etiqueta a los demás.

-¿Cómo es ser famoso?

-No me considero famoso. En Oviedo estoy enormemente agradecido a la afición, son muy fanáticos y lo llevo con naturalidad. Si tengo que ir a un sitio y firmarles a mil niños una camiseta, lo hago. Ese también era mi sueño, cuando veía a los futbolistas de pequeños. Me enorgullece, porque yo vengo de abajo. Me considero humilde, ese es un valor que tengo y nunca lo voy a perder.

-¿El dinero cambia a las personas? Hace poco Morata comentaba en una entrevista que ser rico puede traer problemas.

-Está claro, yo para mis amigos siempre estaré ahí, pero otra cosa es que derroche el dinero. Al final el futbolista tiene que valorar lo que significa ganar dinero. Te puedes dar caprichos, porque para eso te lo has ganado, pero nunca derrochar.

-¿Qué le dice a su hermano (21 años, juega en el filial del Villarreal, en Segunda B)?

-El año pasado no disfrutó de muchos minutos, tenían muy buen equipo y casi ascienden a Segunda División. Ahora juega más y lo está haciendo bien. Le digo que está en el momento de dar el paso hacia adelante o quedarse en el camino. Tiene que apretar y abstraerse de las tonterías, porque solo tiene 21 años.

-¿Y a su gente cuando le preguntan por el Oviedo?

-Que me ha sorprendido para bien, tanto el club como la ciudad. Sabía que era más grande que Lugo y que el tiempo era parecido, pero de momento es mejor clima que en Andalucía.

-¿Qué hace por las tardes?

-Tengo un perro, lo saco a pasear. Tomó el café por Montecerrao y ahora estoy intentando encontrar un profesor de inglés.

-¿Lee prensa?

-Hoy en día con el móvil se puede leer de todo y, quieras o no, te enteras de las cosas.

-¿Se acuerda del Oviedo en Primera?

-Poco. Sí recuerdo seguirlo en Tercera, cuando salían las noticias de que llenaban el campo. También me acuerdo del Oviedo en Segunda B, lo ves desde la distancia y alucinas con la afición. De jugadores recuerdo ver a Dely Valdés de azul, que también estuvo en el Málaga.

-¿Qué pensó cuando Carlos Slim llegó al club?

-¡El Oviedo fue noticia mundial! Que un club tan histórico estuviese a punto de desaparecer y enterarte de que la persona más rica del mundo llega al club...alucinas. Estaba en el Recreativo de Huelva y, a los dos años, les pasó algo parecido.

-¿Dónde hay más presión: en Oviedo o en Granada?

-Es complicado, el año pasado teníamos la presión de ser un recién descendido y, además, el club había hecho una inversión enorme. Había jugadores que cobraban muchísimo para la categoría en la que estábamos. La exigencia era ascender directos si no por play-off, y ni nos metimos. En Oviedo, más que presión, veo ilusión por intentar un ascenso que sería histórico.

-¿Impone ser el mayor contrato, por duración, de la etapa de Carso en el Oviedo?

-Algo impone, sí. Estoy muy agradecido y sólo me queda responder dentro del campo. Es un reto personal que tengo.

-¿Cómo está el equipo? El vestuario habla de finales en octubre...

-Es un poco pronto, aún quedan muchas jornadas. Estoy cansado de explicar que equipos que al principio están abajo acaban subiendo. El sábado (ante Osasuna) tenemos un partido muy importante, contra un rival directo con nuestro objetivo. Será exigente, y después de la dolorosa derrota en el Wanda hay que salir con el cuchillo entre los dientes.

-¿Qué les dice Anquela?

-Está tranquilo e intranquilo a la vez. Siempre nos pone ejemplos de que en una semana estás arriba y otra abajo. Esta categoría no se guía por el nombre, da igual llamarse Rayo Majadahonda u Oviedo. Los partidos que se ganan son sufriendo. Anquela confía en nosotros y espera que nosotros también lo hagamos en él.

-¿Se ve sólo en el ataque?

-No me veo solo, simplemente sucede que hay momentos del partido que toca replegarse y al estar tan atrás llegamos con menos gente.

-¿Se esperaba la ovación que le dio el Tartiere en el partido contra el Albacete?

-A mi gente le digo que tengo engañada a la afición? Estoy muy agradecido y siento un cariño enorme. Por darlo todo por esta camiseta y dejarme hasta la última gota de sudor no será. Habrá días mejores o peores, pero le entrega no se negocia.

-En el Sporting juega Mariño, gran amigo suyo, y queda poco para el derbi...

-Del derbi no hemos hablado. La última conversación con él fue el otro día, después de los dos penaltis a favor que les pitaron contra el Reus. Le dije que vaya regalo les habían hecho y que ya estaba bien; que ya iban cinco o seis penaltis...De los árbitros no se podrán quejar (risas...). Mariño es un gran amigo, pero en el derbi no habrá amistad de por medio.

-¿Dónde se ve con el Oviedo en junio?

-Si pido un deseo me vería en un autobús descapotable y gritando por la ciudad.

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