Ibrahima, después de una de las llegada más surrealistas que se recuerdan en el Oviedo en los últimos años, con mediación directa del cónsul en Rumanía por problemas de papeles del senegalés, está encantado en Asturias, muy adaptado en lo personal tanto a la ciudad como al equipo. Tipo muy valorado en el vestuario, tiene una gran relación con todos sus compañeros, especialmente con el ghanés Richard Boateng, que le hizo de guía en sus primeros días en Oviedo. Ibra está pendiente ahora de su mujer, Natalia, que ha tenido que desplazarse a Senegal para arreglar unos problemas administrativos inesperados. El delantero, pese que espera su primera titularidad en Liga, también tiene en gran estima a Anquela, con el que mantiene una relación fluida y sincera.

El jienense valora mucho el trabajo del senegalés en los entrenamientos semanales de El Requexón (lo apoda "mi negrito", según dijo el propio Ibra en el Tartiere después de el partido). El ariete suele ser de los jugador más destacados en los partidillos de entrenamientos, siendo un habitual goleador. Últimamente también destaca en las faltas directas ensayadas en El Requexón.