La versión más áspera de Anquela salió cuando el sábado se le preguntó en la sala de prensa el porqué del cambio en la meta. "No lo sé", dijo de primeras, para matizar después, a su manera, que el relevo no se basaba en una mala actuación de Alfonso. Parecía que simplemente se trataba de un golpe de efecto, una decisión que desencadenara el cambio, la reacción. Justo lo que logró el curso pasado cuando decidió que Alfonso sustituyera a Juan Carlos en el arco azul. Era la jornada 16.ª de Liga, 25 de noviembre -hace menos de un año- y aquella tarde el Oviedo ganó 3-1 al Numancia. Y siguió ganando: en un sprint sobresaliente, los de Anquela lograron cinco victorias consecutivas y estuvieron diez choques sin perder.

Si se analiza la carrera en los banquillos del jienense se comprueba que para él las sustituciones en el arco son algo habitual. Él mismo lo expuso en la sala de prensa, dándole normalidad a la decisión: "Cuando cambias al portero parece un trauma, pero es un jugador más. Como cambiar a un lateral o a un medio".

En Oviedo ya son tres los porteros que ha empleado el técnico en las dos últimas temporadas. Juan Carlos fue el elegido en el inicio del pasado curso, avalada su titularidad en las buenas actuaciones firmadas el año anterior con Hierro. Entonces, le había ganado la carrera por la titularidad a Esteban, más que un guardameta. Juan Carlos disputó los 15 primeros encuentros de Liga con actuaciones irregulares. En realidad, en la misma línea que el equipo. El balear había recibido 21 dianas, una media de 1,4 tantos por encuentro, y el equipo transitaba en la 11.ª posición de la tabla, 20 puntos, en una crisis de identidad. En esa quincena de encuentros, Juan Carlos había intervenido con 28 paradas y había logrado dejar su meta inmaculada en tres ocasiones.

Alfonso, el relevo. completó un año destacado, baluarte en los buenos momentos del aguerrido sistema ideado por Anquela para frenar la sangría defensiva. Participó en 27 partidos y recibió 27 goles. No extrañó que el entrenador mantuviera su fe en él al inicio de la presente campaña. A Champagne, llegado del Leganés, le tocaba esperar. Alfonso disputó los primeros 11 choques, recibiendo 15 goles. En total, desde su primer encuentro liguero ante el Numancia hasta el pasado domingo, el toledano ha jugado 38 partidos en Segunda con los azules y ha encajado 42 goles: 1,1 por encuentro. Ha hecho 82 paradas y ha logrado dejar su meta impoluta en 12 ocasiones.

El último en entrar en escena fue Champagne, en el choque ante el Mallorca. Recibió un gol en el único chut a puerta de los visitantes, pero se rehizo en la última acción del choque.

La alternancia en la meta para Anquela no es un asunto exclusivo de su etapa azul. En los últimos 12 años ha alineado a 18 porteros. Ya en el Alcorcón, Anquela se acostumbró al cambio. Llegó en la temporada 07/08 para afrontar los 12 últimos partidos y su apuesta fue por Arribas. Al año siguiente Arribas actuó en 32 partidos y Reguero en 7. En la 2009/10, la del ascenso a Segunda, fue Juanma el portero más elegido (32 choques) por delante de Eladio, que actuó en 7. Mayor alternancia se vio en la 2010/11, ya en Segunda: Jugaron Manu Herrera (34 choques), Eladio (6) y Raúl Moreno (2). En su última campaña en el Alcorcón, llegó la estabilidad: Manu Herrera disputó los 42 choques.

Sus buenas prestaciones en Alcorcón le valieron el pase al Granada, en Primera. La aventura solo se extendió 21 encuentros, en los que alternó a Toño (15 choques) y Roberto (6). En sus dos últimos destinos también ha introducido cambios. Ribas (31 encuentros) y Raúl Fernández (11) en la primera temporada en Soria y Munir (25) y Ribas (17) en la segunda fueron los elegidos en el Numancia. En Huesca empleó a Leo Franco (17 choques), Whalley (10), Sergio Herrera (41) y Piña (1) en sus dos años en El Alcoraz.