Cuando el duelo asturiano asoma a la vuelta de la esquina, el peligro de distracción parece evidente. Como si fuera una señal luminosa: "Se acerca derbi". Pero Anquela afronta la jornada previa con naturalidad. Una temporada de experiencia en Oviedo le sirve para ver las cosas con perspectiva. "Yo entiendo a todos. El año pasado ya me enteré como iba esto, ya me quitasteis todas las dudas", les dice Anquela a los periodistas con una media sonrisa. El jienense sabe lo que le viene encima a partir del próximo lunes, pero confía en la fortaleza mental de los suyos de cara al duelo de Riazor: "No ha sido necesario recordarles que el derbi es la semana que viene. De verdad lo digo". La hoja de ruta solo marca el partido ante el Deportivo. Nada más a partir de ahí.

Es la forma de proceder de un entrenador que suele insistir en sus ideas. No hay cambio de rumbo. El Oviedo visita mañana Riazor con la sensación agridulce que le dejó el choque ante el Mallorca: buen juego por momentos, mal resultado. Que incluso pudo ser peor, como reconoce el entrenador. "El ejemplo de lo que es Segunda lo vimos el domingo. Yo se lo digo a los chavales: jugamos fenomenal y, a pesar de ello, estuvimos a punto de perder en la última jugada. Así es esto: hay que estar metidos los 90 minutos y que, además, la suerte caiga de tu lado", expone el entrenador.

Anquela repite que le gustó su equipo ante el Mallorca, que confía en los suyos, que la suerte, tarde o temprano, caerá del lado azul. Buen momento para probar su tesis. El calendario se estrecha en las próximas semanas con rivales de vértigo. Además del Sporting, los candidatos Deportivo, Las Palmas, Granada y Málaga se miden al Oviedo antes de que acabe el año. El primer rival ya impone, un "candidato al ascenso, con una plantilla excepcional, un equipo trabajado que sabe a lo que juega", según Anquela. Para contrarrestar sus armas, Anquela lo tiene claro: "El equipo tiene que hacer lo de siempre, pero jugar un partido entero al ritmo que lo hicimos en la primera parte ante el Mallorca no es fácil. Sí hay cosas que podemos mejorar: Cuando te aprietan tenemos que ser más consistentes". Y abunda en el análisis: "Me gustaría ver un equipo serio, que juegue al fútbol y que salga a ganar desde el primer minuto. Cuando nos metemos atrás, que son muy pocas veces, no sabemos cómo actuar. No nos manejamos bien en esas situaciones. Quiero un Oviedo con descaro, porque así podemos competir ante cualquiera".

En las últimas semanas, Anquela ha abandonado, a su manera, su postura sobre los árbitros. La postura general es no hablar sobre los colegiados, pero las decisiones de las últimas semanas, para el entrenador, perjudican los intereses azules. De ahí que una vez más deslice su malestar con algunos arbitrajes. "El gol que nos mete el Mallorca es fuera de juego. Pero no es por un pie, no; es fuera de juego bien clarito. Miradlo, miradlo. No veo que nadie comente eso. Nosotros no decimos ni 'mu', estamos calladitos. Lo que pasa que nunca nos quejamos, pero a veces igual sí hay que hacerlo", justifica el técnico.

Antes de abandonar la sala de prensa, Anquela insiste en el lema de la semana: centrarse en el siguiente rival. "Sería importante sumar para ahora, pero no por el derbi. El año pasado le ganamos al Sporting y dije una frase: que parecía el fin del mundo. Y quedaba mucho. Cogimos una racha bastante mala. Teníamos que haber salido reforzados y fue el Sporting el que ganó partidos. Solo pienso en el Dépor", cierra.