Tras una convincente puesta en escena en Riazor, el Dépor, cohibido hasta entonces, disfrutó de un córner a su favor. La oportunidad para que se volvieran los viejos fantasmas. Gil centró desde la esquina al corazón del área y, como la pesadilla que siempre se repite, el balón acabó en la red. Entre medias, un grosero error defensivo, uno más, y un atacante rival que anota a placer. Fue un golpe a la integridad de los de Anquela, el momento en el que el partido cambiaba de dirección. Los fallos crecen en las jugadas a balón parado, especialmente desde el córner.

Anquela salió moderadamente satisfecho con el juego de los suyos en Riazor, "superiores" los azules en momentos del partido a los coruñesas, según su criterio. La satisfacción no pude extenderse, sin embargo, a la faceta defensiva. El Oviedo recibió cuatro tantos en A Coruña, cuatro golpes que se explican desde los errores individuales y, también, un funcionamiento defectuoso del colectivo. El equilibrio defensivo es a estas alturas la asignatura pendiente de los azules en la competición.

El córner que abrió la lata solo fue un primer resbalón al que luego se sumaron fallos consecutivos en la segunda mitad. Con el mano a mano de Forlín con Quique González en el 2-0. O los desbarajustes en el tercero y el cuarto. Los tres goles del segundo acto, a la carrera, mostraron las miserias defensivas de un equipo "entregado", según la valoración de Anquela al final del choque.

En la amplia lista de fallos de la retaguardia a solventar cuanto antes por los de Anquela, merece un capítulo especial las jugadas a balón parado, el talón de Aquiles de los azules ese curso. De los 20 goles encajados en lo que va de campaña, la mitad han llegado a balón parado. El córner cabeceado por Domingos Duarte fue el séptimo recibido desde la esquina por los de Anquela. Antes, habían acertado en saques de esquina el Extremadura, el Córdoba, el Zaragoza, Elche, Rayo Majadahonda y Osasuna. A los goles en córners se suman los dos tantos recibidos en faltas ante Alcorcón y Nàstic de Tarragona, especialmente doloroso el segundo, recibido en el tiempo añadido y que costó la derrota. El décimo gol en jugadas a balón parado fue el penalti que Álex Fernández anotó en el 1-1 del Ramón de Carranza frente al Cádiz.