Dinsh Jayammai tiene 40 años y sirve cafés y menús (a 8 euros) desde el centro del campo, muy cerca de la portería donde Gamoba, en 1998, marcó un gol salvador. Era la promoción ante Las Palmas y el equipo azul sufrió de lo lindo, pero se mantuvo en Primera División. Fue hace 20 años, pero el episodio está irremediablemente en la retina del oviedismo añejo.

Dins es un ciudadano de Sri Lanka que hace dos años abrió el Café del Insular, con butacas originales amarillas y balones en el techo. El nombre define bien lo que es: una cafetería que está en mitad de lo que antes era el estadio Insular, ubicado en el centro de la capital canaria. El estadio que alberga uno de los grandes recuerdos del Oviedo, inutilizado desde principios de siglo, es hoy un gran parque con césped, árboles, columpios y atracciones para niños. Perteneciente al Cabildo, se llama el parque del Insular y lo mantiene el Ayuntamiento. Las Palmas hace tiempo que juega en el Estadio de Gran Canaria, en la zona alta de la ciudad.

Allí dentro, en el estadio, el aroma es inconfundible. Sigue en pie la fachada presidencial, donde Eugenio Prieto sudó y sudó aquella noche, y también los dos fondos, que observan cómo hoy los niños juegan al balón. Uno de ellos, donde anotó el gol Gamboa, mantiene los colores originales: el amarillo y el azul. Además hay unas vallas con fotos de equipos históricos de Las Palmas.