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Con el árbitro en el avión

Moreno Aragón coincidió con el Oviedo en el vuelo y le repitió a Toché que el agarrón a Viti fue insuficiente

Aeropuerto de Las Palmas de Gran Canaria, 10:45 horas, puerta B01 de la terminal de salidas. Los jugadores del Oviedo, de chandal azul, hacen cola para embarcar al avión que les llevará a Madrid. Vuelo IB3827, aparato estándar, asientos muy justos, imposible estirar las piernas si no toca la salida de emergencia.

En la cola, justo delante de la expedición azul, un tipo alto, con vaqueros, camiseta y playeros marrones de El Ganso carga una maleta y un traje con funda. Se reconoce rápido: Álvaro Moreno Aragón (Granada, 28 años), colegio madrileño. El árbitro al que los jugadores del Oviedo le reclamaron dos penaltis en el Estadio de Gran Canaria y que causó indignación en el vestuario azul.

Se hace el embarque. Se accede al "finger". Cola en el "finger" para entrar en el avión. Momento idóneo para compartir impresiones con el trencilla. Otra vez. Toché, primer capitán del Oviedo, se acerca educadamente y departe con él y con su asistente. La conversación es amable y se centra en el claro agarrón a Viti en el minuto 91. Moreno Aragón, acento andaluz, comenta que lo ve, admite que existe, pero que no le parece suficiente como para señalar penalti. Dice que es una interpretación que hace y que, en el caso de existir VAR (vídeo arbitraje) cree que no se hubieran metido. "Depende de quien esté en el VAR", apunta después su asistente. Toché escucha, le recuerda a modo de curiosidad que al Oviedo sólo le han pitado un penalti este curso, le saluda y se va. Luego lo comenta con sus compañeros. El árbitro, que había pitado al Oviedo tres veces (dos victorias y un empate) entra al avión, se sienta en la tercera fila, zona preferente. Fue el inicio de un viaje pesado, seis horas con escala en Madrid, comida rápida en Barajas, caras de sueño, Ipad, periódicos y Twitter en una expedición encabezada por Manolo Paredes, vicepresidente; César Martín, responsable de Relaciones Institucionales y David Mata, gerente. Joaquín del Olmo, hombre fuerte de Carso en Oviedo, volvió en un vuelo a primera hora. La misma sensación en todos: buen punto, pero pudo ser mejor.

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