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Diegui se hace mayor

Es el segundo canterano, tras Pelayo, que llega a los cien partidos en la última década - "Ha madurado, pero sigue siendo el mismo", dicen sus excompañeros, que subrayan su fijación por la alimentación

Diegui se hace mayor

Cuando Óscar Ruiz, exjugador del Vetusta que llegó a debutar con el primer equipo, en el Siero actualmente, va a cenar a casa de su amigo Diegui hay dos menús. "Yo pido alguna guarrada y él, no. Él se cuida. De unos años aquí es muy ordenado con la alimentación", asegura. Diegui sigue a rajatabla el menú semanal que tiene pegado en la nevera. Ese cuidado por la alimentación, reflejo de una vida más profesional, es el principal cambio en los últimos años de un chaval que en esencia sigue siendo el mismo. "Diegui sigue igual", corrobora Héctor Nespral, excompañero y amigo, actualmente en el Langreo. Ni portar el brazalete del Oviedo con 25 años ha cambiado la forma de ser un chaval alegre, optimista y trabajador. Un currante.

El domingo, Diegui Johannesson Pando (Villaviciosa, 1993) cumplió 100 partidos con el Oviedo. Y lo que parece una simple efeméride se convierte en un hito analizando los precedentes. En 2008 un imberbe Pelayo Novo daba salto al primer equipo azul. Se mantuvo cuatro años con la zamarra azul antes de salir rumbo al Elche. Acumuló 104 partidos y portó el brazalete. Nadie desde entonces, diez años después, había logrado alcanzar el centenar de partidos tras subir desde el filial. Álvaro Cuello se quedó cerca: 75 presencias.

¿Qué tiene Johannesson que no hayan tenido otros canteranos? Los que le conocen de cerca lo tiene claro. "Trabajo. Yo siempre digo de él que siempre da pasos hacia delante. Siempre va mejorando. Mi duda al principio era si podía rendir en el primer equipo como lo hacía en el filial. Y resulta que con los mayores jugaba mejor que con el Vetusta", expone Óscar Ruiz. Héctor pone ejemplos: "En la temporada 2015-16, con Egea de entrenador, Diegui empezó en el Vetusta. En la primera jornada, fue suplente con el filial en Siero. En un par de meses era titular con el primer equipo en el Tartiere. Y el año de Hierro, José Fernández había jugado toda la primera vuelta pero fue sancionado. Diegui jugó el último choque antes de Navidad. A partir de entonces no soltó el puesto".

Estar en el lugar adecuado y en el momento oportuno. Y estar preparado para ello. "Nadie le ha regalado nada. Después de haber jugado muchos partidos el año del ascenso, le pusieron dos laterales en el primer equipo y le mandaron al filial. Pero cuando tiraron de él, estaba preparado. Eso la gente igual no lo percibe, pero a Diegui las oportunidades no le cayeron del cielo, se lo tuvo que currar", proclama Óscar Ruiz. Héctor sentencia: "En cada instante clave dio el nivel. Es algo que siempre me llamó la atención. En los momentos de presión, cuando venía de no jugar, fue el mejor. Y eso es por trabajo, no hay otra explicación".

Asentado en el carril derecho del sistema con el que Anquela persigue el equipo más eficiente, Johannesson quiere ahora seguir sumando presencias a su brillante currículum. Sus 100 partidos actuales se dividen en 86 encuentros como titular y 14 como suplente. El dato evidencia que, temporada tras temporada, siempre encuentra un hueco en el once. El saldo total refleja 45 victorias, 26 empates y 29 derrotas. Acompaña su hoja de servicios 16 amarillas, pocas para un zaguero, y los 4 goles anotados en la prolífica temporada pasada, la primera de Anquela en el banquillo azul.

Los cinco años en el primer equipo le han dado un poso de madurez que antes no tenía. Ha afinado su figura, gracias a la mejora en la alimentación, se cuida aún más que en los inicios. Pero en esencia, pocas cosas han cambiado para una de las voces más alegres en el vestuario. "Además del Diegui amigo conozco al Diegui futbolista y es una gozada como compañero. Su actitud no cambia juegue o no juegue. Él siempre suma", comenta Óscar Ruiz que revela otro detalle del chaval que se existe fuera del terreno de juego: "Llevo años sin comprarme unas botas de fútbol porque siempre me regala las suyas".

A esa imagen contribuye un carácter sin enfados. Casi siempre. "Nunca se cabrea, nunca le verás recriminar a un compañero. Bueno... a mí una vez me montó un bueno pollo, pero tenía razón". Fue el día que Diegui y Óscar iban a debutar con el primer equipo, ante el Amorebieta en el Tartiere. "Me di cuenta de que me había olvidado las espinilleras", relata el zurdo. Al final, Silvino solucionó el problema para alivio de los dos chavales. Cinco años después, Diegui Johannesson sigue sumando con el Oviedo.

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