La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Expareja de Dubovsky, habla por primera vez tras el fallecimiento del jugador azul en Tailandia en el 2000

Aurelia Caraba: "Hoy, 18 años después de su muerte, percibo el cariño por Dubovsky"

"El día del accidente queríamos ir a la playa, pero hizo malo y fuimos a las cataratas" | "Era muy exigente, veía sus partidos grabados para corregir errores"

Aurelia Caraba, en el museo del Oviedo en el Carlos Tartiere. MAURA CARADUJE

Aurelia Caraba vive desconectada del fútbol, no sigue la actualidad. Aunque sí mantiene nítidos los recuerdos. "Estos son los sobrinos de Iván. De Iván Ania", dice cuando ve una foto de dos niños con una equipación noventera del Oviedo. "Éste sí que es buena persona", dice, sincera, cuando se posa delante de una instantánea de Viktor Onopko. Juan Mesa, comisario del Real Oviedo, ejerce de anfitrión, explicando cada rincón del museo que el club guarda en las entrañas del Carlos Tartiere, una joya que cuida de manera artesanal.

Los recuerdos se amontonan en un rincón dedicado a un futbolista concreto: Peter Dubovsky, cinco temporadas de azul (1995-2000). Aurelia fue la pareja de Dubovsky (Bratislava, Eslovaquia, 1972 - Surat Thani, Tailandia, 2000), la que se cogió las maletas con 19 años para emigrar a Madrid y la que acompañó al futbolista en su aventura en Oviedo. También la que vivió en primera persona el desgraciado accidente que arrebató el futuro al jugador azul en las cataratas de Ko Samui (Tailandia) en junio de 2000. Aurelia Caraba, residente en Oviedo, habla 18 años después para LA NUEVA ESPAÑA sobre el Peter Dubovsky más allá de los terrenos de juegos.

- El Dubovsky futbolista es de sobra conocido. ¿Cómo era Peter fuera del campo?

-Me preguntan mucho esto y siempre digo lo mismo. ¿Que cómo era Peter? Al principio muy tímido, algo introvertido. Pero cuando cogía confianza, se abría y podías contar con él siempre.

- Ese carácter cerrado que mostraba al principio es lo que resaltan los que eran sus amigos.

-Es lo primero que llamaba la atención. Después, superada esa fase, te ofrecía todo lo que tenía. Podía parecer serio, pero para nada.

- Ustedes se conocen de chavales en Bratislava, ¿verdad?

-Yo tenía 15 años y él, 17. Estudiábamos en el mismo colegio, en el BUP. Era un sistema un poco diferente, aunque parecido al instituto, yo en primero y él en tercero. De aquellas los chicos solían buscar a las chicas nuevas (risas). Algunos amigos nos presentaron y ahí empezó todo.

- ¿Ya era conocido por el fútbol?

-Al principio, no. Estaba en las categorías inferiores, pero al poco debuta con el primer equipo del Slovan de Bratislava. A partir de ahí empieza a ser conocido en Eslovaquia.

- Ahí saltó a la fama, ¿no?

-Claro, era el mejor (risas).

[Dubovsky también era el mejor para los ojeadores, los expertos en el fútbol del Este, que quedaron encandilados por la zurda del atacante. Por su fenomenal conducción. Por su talento desmedido. Le ficha el Madrid y el cambio es radical. Cuentan que los agentes del eslovaco le pedían al club blanco 30 millones de pesetas (180.000 euros) y que a Ramón Mendoza, presidente del Madrid entonces, le parecía impropio para un jugador de su club. Por eso ordenó que le pagaran al menos 50 millones de pesetas (300.000 euros). Dubo aterriza en España a finales de junio de 1993. Aurelia lo hace en agosto].

- ¿Qué piensa cuándo le dice que se va al Madrid?

-Yo tenía 19 años; Peter, 21. Fue todo muy rápido. Se cerró de la noche a la mañana. Tenía dos ofertas, del Ajax de Amsterdam y del Madrid. Los representantes tenían mucho poder en la decisión. Al final, para salir del Slovan a un club importante era difícil por tu cuenta, necesitabas de los agentes.

- Debe de ser un contraste curioso pasar de Bratislava a Madrid en 1993.

-¿Sabes lo que pasa? Que cuando eres joven no paras a pensar eso. Si tuviera que mudarme ahora no sé si me adaptaría tan bien. Pero entonces pensamos: "Vamos para allá y ya está". De la noche a la mañana. Peter hizo las maletas y se fue. Yo lo hice algo más tarde, un mes después, porque tenía que resolver algunos trámites.

- ¿Cómo fue la experiencia en Madrid?

-Muy buena, aunque no hablábamos nada de español. Tuvimos que aprenderlo, escuchando básicamente. A mí no me preocupaba porque sabía inglés. Pero en el 93 en Madrid no había mucha gente que hablara inglés. Y eso me obligó a aprender español rápidamente.

- ¿Y cuándo le dicen que se tiene que ir a Oviedo?

-Nunca había estado y me daba mucho miedo el clima. Pero recuerdo que me dijeron que comería mucho mejor que en Madrid (risas). ¡Y es verdad! Él quería venir. Era joven y no quería estar perderse nada en el banquillo. Quería demostrar que valía.

- ¿Se integran bien en Oviedo?

-Sí, sí, más fácil que en Madrid. Al ser más pequeño se hizo todo más sencillo. Aunque también había más agobio de gente, de aficionados, a Peter le conocían mucho más por la calle. Pero los asturianos nos acogieron desde el primer día.

- ¿Quién les ayuda en la integración?

-El club y los compañeros. Y algunos periodistas, también. Aunque parecía que no le gustaba la prensa, en el Madrid su mejor amigo era periodista, José Félix Díaz, y en Oviedo tenía una gran relación con Nacho Fernández.

- ¿Su vida mejoró con el cambio?

-Futbolísticamente estuvo mucho mejor en Oviedo. Y en lo personal, también. Oviedo era más nuestro.

[La leyenda urbana que se construyó en torno a su figura le sitúa como un habitual de la noche ovetense. Sus compañeros de la época han desmentido en varias ocasiones ese cartel. "Salía tanto como yo u otros compañeros. Lo que pasa que cuando te ponen una etiqueta es muy difícil quitártela", recuerda Iván Ania, uno de sus mejores amigos. "Había muchos bulos. Nos gustaba salir a cenar, eso sí. A veces íbamos a Avilés, para evitar los comentarios de la gente", explica Paco López, ATS del Oviedo en los 90. No parece que el eslovaco hiciera cosas diferentes a la de un joven de veintipico que disfruta de la ciudad].

- ¿Qué hacían al margen del fútbol?

-A Peter le gustaba mucho el cine. Los viernes solíamos ir a ver alguna película. Estaban los cines Brooklyn, los minicines, otros en la calle Cabo Noval, los de Valentín Masip... Cuando no iba concentrado le gustaba ir al cine los viernes para relajarse de cara al partido.

- ¿Su película favorita?

-Las de Indiana Jones. ¡Le encantaban!

- Y, ¿al margen del cine?

-Le gustaba mucho leer, autores extranjeros pero en eslovaco. Y la música.

- Me han chivado que Zamorano, con el que compartía habitación en el Madrid, le metió el gusanillo de Luis Miguel. Que siempre tenía una cinta del cantante en el Cherokee.

-Sí, le gustaba Luis Miguel, es verdad. Nosotros escuchábamos la música de aquí, nos poníamos al día con las canciones de la época. También le gustaban clásicos, como Louis Armstrong. Y también analizar partidos grabados en casa.

- ¿Era de lo que repasaba sus partidos?

-Sí. Yo le decía que era masoquista, que quería verlo para ver lo que había hecho. Era muy crítico consigo mismo. Muy exigente. Aunque quizás diera una imagen diferente.

[El 23 de junio de 2000, sus vidas cambian repentinamente. Están de vacaciones en Tailandia cuando la vida del eslovaco se para en Sura Thani, en las cataratas de Ko Samui, a 500 kilómetros de Bangkok. Peter resbala al ir a hacer una foto y cae 20 metros a una zona de difícil acceso. Sufre hemorragia cerebral, rotura de pelvis y de varias costillas. Tardan cinco horas en rescatarle y llevarle al hospital. El doctor Choomchoke certifica su muerte horas después. Cuando se le registran las pertenencias de Dubovsky se encuentra un anillo de compromiso. "Fui con él a comprarlo a La Perla. Quería pedirle matrimonio en ese viaje a Tailandia", confirma Paco López. Aurelia habla del incidente con entereza, no esquiva ninguna cuestión].

- Un momento durísimo.

-Fuimos muy ilusionados. El viaje lo organiza el hermano de Peter, que vivía con su mujer en Viena. Íbamos dos semanas. Tailandia hace 18 años era como una jungla, nada que ver con ahora.

- ¿Qué recuerda del día?

-Que teníamos pensado ir a la playa pero que como no hacía muy bueno cambiamos de plan para visitar las cataratas. No nos gustaba estar todo el día en la playa, queríamos ver más cosas. Así que aprovechamos.

- ¿Cuándo supo que Peter tenía pensado pedirle matrimonio?

-Después. Recogiendo sus cosas para volver encontré un resguardo de una joyería de Oviedo. Unos amigos en Eslovaquia me cuentan sus intenciones y Paco (López) me lo confirma.

- El funeral fue muy emotivo.

-Algunas preguntas de aquella época, tras la muerte de Peter, no las sé responder porque estaba en blanco, en shock. Hasta después de año y medio no me di cuenta de lo que sucedía. Sí sé que fue una delegación del Oviedo, de jugadores y directivos.

- ¿Le costó tomar la decisión de volver a vivir a Oviedo?

-Lo tenía claro. Quería volver. Era donde estuvimos los últimos años y tenía los recuerdos más recientes con él. Llevábamos 7 años viviendo juntos y me llamaba Oviedo.

[Aurelia ha rehecho su vida. Vive en Oviedo desde entonces y tiene una hija, Daniela (que juega con una trompeta azul que le ha dado Juan Mesa durante la entrevista), fruto de su relación con Manuel Menéndez. Con ella habla en eslovaco y castellano. Es una ovetense más].

-Sí, me siento ovetense. Estoy muy integrada.

- ¿Percibe el cariño de la gente por Dubovsky tantos años después?

-Aún hoy, 18 años después de su muerte, percibo el cariño de la gente hacia Dubovsky. Tengo un compañero de trabajo que me dijo que él, con 14 años, estuve esperando horas a que Peter le diera un autógrafo. Todos se acuerdan de él.

Compartir el artículo

stats