En la etapa de vacas gordas, cuando el Oviedo de la temporada pasada escalaba de forma vertiginosa a la zona de play-off, la virtud más destacada por los rivales era la capacidad de los azules para hacerse incómodo al rival. El plan del Oviedo empezaba por chafar el del contrario. Para el presente curso, con un cambio de dirección en la forma de reforzar la plantilla, el guion parecía cambiar: el equipo de Anquela quería ser más protagonista. Pero los vaivenes de la categoría han situado a los azules en el mismo punto que en las semanas de más éxito del curso pasado. Ante en el Tenerife, el Oviedo volvió a lucir si versión más granítica.

La coraza defensiva esta vez sí funcionó y Champagne volvió a dejar su meta a cero tras el paréntesis de desajustes de Los Pajaritos. Y lo hizo sin apenas tener trabajo que solventar. Porque la única intervención del argentino se limitó a un despeje de puños en la primera parte, tras un zurdazo con malicia de Malbasic. Champagne expulsó el peligro chicharrero con una acción sin demasiada exigencia.

Que el rival solo tire una vez entre los tres palos solo había sucedido en otras cinco ocasiones esta campaña: ante Las Palmas, Osasuna, Albacete, Mallorca y Extremadura. Síntoma de la eficacia de un sistema defensivo que se ha asentado con la línea de tres centrales. En el otro extremo, el choque con más tiros en contra fue en la victoria de Córdoba, cuando los andaluces lo intentaron en 8 ocasiones a pesar del claro triunfo carbayón (2-4).

Al buen posicionamiento sobre el terreno de juego se suma la intensidad que los azules aplican a su juego. El gol de la victoria es el mejor ejemplo. Joselu apura en la presión a un zaguero chicharrero que se ve obligado a despejar. Folch gana el balón perdido para habilitar a Bárcenas, en posición franca. El resto, chut imparable a la escuadra, ya forma parte del talento individual del panameño.

El partido ante el Tenerife fue el que más recuperaciones registró de los azules en la primera vuelta, 69, las mismas que se habían visto ante el Córdoba y el Mallorca. También fue el segundo partido en La Liga con más duelos ganados por los pupilos de Anquela: 73. Solo en la derrota ante el Almería se ganaron más, con 76.

Los dos choques de 2019 disparan las opciones del Oviedo en la tabla. Son dos experiencias con el mismo resultado, victoria, aunque con sensaciones muy distintas. En Los Pajaritos, el equipo concedió atrás y solo el acierto a balón parado evitó emborronar la tarde. Frente al Tenerife, sin embargo, sí se recuperó la versión más competitiva de los de Anquela. Ante los de Oltra, los azules ganaron 13 duelos más y recuperaron 10 balones más que ante el Numancia, un rival que chutó en cinco ocasiones contra la meta de Champagne.

El camino al éxito momentáneo en enero ha llegado de la mano a un plan muy definido. Las dudas de Anquela en cuanto al sistema a emplear parecen ahora superadas. El técnico coqueteó en diversos momentos de la temporada con el 4-2-3-1 o el 4-3-3. La idea consistía en darle un papel primordial al centro del campo. De ahí que la construcción de la plantilla se dirigiera a un perfil de futbolista más creativo que en la edición anterior.

Pero los designios de la competición, y también las ausencias por lesión, han hecho variar los planes sobre la marcha. Es una evolución similar a la que se experimentó la pasada campaña. El sistema de tres centrales es ahora la solución a la que se agarra Anquela para encontrar la solidez defensiva que tanto ha perseguido desde su llegada a Oviedo. Un síntoma necesario en cualquier conjunto que quiera aspirar al premio del ascenso al final de la temporada.

Un once reconocible. A la apuesta por el sistema le ha seguido una similar por los hombres. En las tres últimas jornadas de Liga, el técnico ha introducido cambios en su once obligado por lesión, además de una pincelada en ataque: Joselu en el lugar de Toché.

La meta es cosa de Champagne, debate zanjado. Con Alanís de líbero, cómodo con la ayuda de los centrales, la irrupción de Carlos Hernández le ha dado al equipo fortaleza en el juego aéreo, en ataque y el defensa. Christian atraviesa su mejor momento de la campaña en el perfil zurdo. Los carriles son para Johannesson y Javi Hernández, revelación de la temporada y que le ha ganado la carrera a Mossa. El doble pivote pertenece a Tejera y Folch, independientemente del sistema. Bárcenas es otra de las piezas básicas de Anquela, mientras que en la otra banda son las lesiones las que ponen y quitan candidatos. La lesión de Berjón le dio una oportunidad a Viti, que cayó en el calentamiento ante el Tenerife. Omar Ramos, sustituto, también tuvo que marcharse por un infortunio.

Arriba, con Ibrahima fuera de juego, Joselu ha relevado a Toché como referencia. Siempre que las lesiones respeten al grupo, algo inusual esta temporada, Anquela parece dispuesto a mantener su apuesta por el dibujo y los nombres. El Oviedo de 2019 empieza a ser reconocible.

A la fórmula encontrada le siguen faltando piezas. Berjón, Forlín e Ibrahima son tres hombres con peso en los planes que se han perdido las últimas semanas de competición. Con ellos, las alternativas crecerán.