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El golpe sobre la mesa

La oportunidad del Oviedo de meter la cabeza de una vez en los puestos de privilegio

El golpe sobre la mesa

Llegó la hora. El Oviedo tiene que comenzar a dar golpes sobre la mesa si quiere meter la cabeza de una vez por todas en los puestos de privilegio, esos que a Anquela tanto le cuesta nombrar. Sí, el play-off. El partido en el Martínez Valero parece una oportunidad única. El Elche es un equipo, al que le han birlado a última hora a su estrella, que anda en horas bajas, y es el momento de comenzar a aprovecharse de la debilidad ajena. Es la hora de dejar de que hasta el más inocente se aproveche de hasta el más mínimo fallo de los azules, y los carbayones sean incapaces de explorar y explotar las ajenas.

A mayores, los ilicitanos tienen un estilo de juego tremendamente reconocible. El que les marca el bueno de Pacheta. Juego directo, sin complicarse la vida. ¿Sabe el Oviedo contrarrestar eso? Llegó la hora de saber controlar esas situaciones y lo que se ponga por delante. De hacerse con el control de los partidos. De mandar. De ser protagonista. De dejar de una vez por todas que sean los demás los que nos coman la tostada como si fuéramos unos pininos.

Para hacerlo más difícil todavía el Real Oviedo tendrá que dar el golpe sobre la mesa sin el que durante las últimas jornadas había sido el mejor del equipo, Yoel Bárcenas. Uno de los pocos que estaba consiguiendo echarle algo de pimienta al anodino ataque azul. El único (de los que está jugando por allá arriba últimamente) que tiene algo diferente, que sabe marcharse de los rivales. A esté sí que Anquela puede pedirle que se regatee a dos o tres porque es de los pocos que encara y que no le quema el balón en los pies. Todo un descubrimiento de jugador.

Una de cal y otra de arena. Porque falla Bárcenas, y seguro que sin él el ataque azul se vuelve más previsible y más planote, pero es de celebrar que Saúl Berjón, con toda probabilidad el mejor jugador de la plantilla azul (con permiso de Tejera), vuelva a la lista, a vestirse de corto y a pisar el prao. Sin él el Oviedo es un equipo con mucha menos personalidad, casi incapaz de dar el golpe en la mesa que se le comienza a exigir.

Mientras lo de Elche llega, el equipo sigue enredado en cuáles son los objetivos de esta temporada. Como si no hubieran quedado claros ya desde el momento en el que México dijo que debía de ser el ascenso. ¿Para qué darle más vueltas? Ahora habrá que ver si de verdad los carbayones están preparados para ese gran reto. Para romper la mesa. Anquela prefiere ir paso a paso. Lícito. Sobre sus hombros recae la mayor carga, porque ya se sabe que el fútbol es tan injusto como la vida misma y cuando el equipo gana el éxito es colectivo, pero cuando pierde hay que buscar una cabeza de turco. Y ya saben. Partido a partido. Primero los 50 puntos que apuntalan la salvación y luego a festejar. Pero, teniendo en cuenta que esto no es ni Huesca ni Alcorcón, aquí la fiesta solo se hará si hay éxito.

Para conseguirlo hay que empezar a romper mesas. Llegó la hora de tirar de épica y de oficio. Teniendo en cuenta que la épica no está reñida con el buen gusto (léase esto como jugar bien al fútbol), ni con el barro (léase como tirar de picardía y saber manejar al rival). Al Oviedo se lo van a contar.

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