Cuando Arcediano Monescillo señaló el punto de penalti del Elche en el último minuto, el aficionado oviedista se puso en lo peor. Minutos de angustia, lo que tardó Toché en tirar el penalti, mientras en el imaginario colectivo azul estaba la maldición de los once metros (solo dos anotados de los últimos nueve). Toché, en su peor año desde que está en Oviedo, asumió la responsabilidad. Gesto valiente -las críticas si lo hubiese fallado serían de órdago- que culminó en la victoria azul que dispara la euforia en Oviedo.
Los once metros