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Segunda División

Vinyals, el toque del Oviedo

El catalán, ahora entrenador en China, aportó calidad al equipo en sus dos etapas "Era todo un carácter, no contemplaba perder", rememora Rivas

Sólo tres días después de una de las mayores decepciones en la historia del Oviedo, la eliminación en UEFA ante el Génova (3-1) con escándalo arbitral incluido -expulsión de Lacatus mediante, bajo el juicio del colegiado alemán Schmidhuber- los azules vieron algo de luz en un escenario de altura, el Camp Nou. El conjunto carbayón, entre depresivo y cabreado, disputó la jornada 5 de Primera ante el histórico Barcelona de Johan Cruyff y dio la campanada ganando 1-2. Carlos, el ariete por excelencia en los noventa, anotó el segundo tanto azul que sentenció un encuentro en el que Julio Salinas recortó distancias para los blaugranas.

El primer gol del Oviedo fue obra de un centrocampista criado en La Masía, técnica exquisita, puro Adn "cruyffista", que dominó el centro del campo azul en Primera División durante varias temporadas. El autor de ese gol, tras dejar sentado a Koeman y fusilar a Zubizarreta con un zurdazo -su pierna menos habitual- fue Jordi Vinyals. "Se formó en la cantera del Barcelona, pero no tenía sitio en ese gran equipo, había mucha competencia y por eso llegaría al Oviedo. Tenía ese estilo propio de los futbolistas que más tarde hicieron historia como Xavi o Iniesta y nunca lo perdió, salvando mucho las distancias claro. Me acuerdo perfectamente de ese gol en el Camp Nou justo después del disgusto ante el Génova", relata Javier Irureta, que tuvo a sus órdenes a Vinyals durante dos temporadas y media en el conjunto azul. El centrocampista catalán -estilo similar al también catalán Sergio Tejera, que comanda ahora la medular azul- dejó un gran recuerdo en el último gran Oviedo en Primera en sus dos etapas 1989-1990 y 1991-1994. Entre ambas etapas tuvo un impasse en el Betis, que descendió a Segunda División.

Vinyals, un tipo con muchas inquietudes más allá del fútbol y con gran nivel cultural, era la calidad de un equipo con baluartes como Berto, Jerkan, Bango o Rivas. "Se adaptó rapidísimo a la ciudad, tenía grandes amigos en el vestuario y se vino con su familia". Su mujer, Marta, era patinadora y daba clases a niños en Oviedo. "Tenía visión sobre las cosas y sabía ver el fútbol y contártelo. A veces, dando alguna charla, me daba su opinión sobre conceptos, algo que no era habitual en otros jugadores. Tuve futbolistas en mi carrera que se veían que eran diferentes, como Scaloni, Manuel Pablo o Ramis, y Vinyals entraba también en esa definición. Le veía maneras", asegura Irureta. Vinyals quizá tenía menos físico que el resto de jugadores, algo que se llevaba poco en la época, pero lo suplía con una inteligencia táctica que muchas veces le hacía anticiparse a los demás. "Fue un gran complemento para otro tipo de futbolistas, hacía funciones que en el fútbol de hoy están normalizadas, pero que entonces no se llevaban tanto", finaliza Irureta.

Uno de los que hizo más amistad con Vinyals, un contacto que a mucha distancia mantienen en la actualidad, fue Antonio Rivas, que fue jugador y entrenador del Oviedo y ahora trabaja en el Atlético de Madrid. De Vinyals, Rivas destaca, sobre todo, su personalidad. "Tenía esa dosis de calidad de los jugadores con clase...pero ¡vaya carácter! En su idea no entraba perder. Para el Oviedo fue muy importante por lo que aportaba, aunque tuvo que cambiar un poco su estilo de juego para adaptarse al equipo. El venía de un estilo en el que las posesiones de balón eran lo más importante, pero en el Oviedo era otra cosa", asegura Rivas.

El de Ciudad Real, como Irureta, apreciaba actitud de líder en Vinyals. No se equivocaban, ya que el exoviedista se lanzó al mundo de los banquillos tras su retirada. Dirigió equipos de Segunda B durante ocho temporadas (Palamós, Nástic, Algeciras, Terrasa, Jaén, Castelldefels, Castellón y Hospitalet). Con los tarraconenses consiguió ascender a Segunda y temporadas más tarde volvió a sus orígenes, a la cantera del Barcelona, donde destacó en los juveniles y también se hizo cargo del filial en una temporada muy mala que acabó en descenso. Tras acabar esa campaña, la 2014-2015, fichó por el Qingdao Huanghai, de la Liga China, donde ha encontrado acomodo, renovando en 2017 hasta el año 2020.

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