El ritmo se había ralentizado en la segunda vuelta, pero aún quedaba un premio en el camino. El Vetusta quería recuperar su versión más briosa, la que le hizo destacar en los primeros meses de campeonato, en el derbi. El Sporting B despertó el juego coral de una generación que parece irrepetible. Basta un dato para mostrar la increíble evolución de los de Rozada: 9 de los 11 jugadores empleados en el once inicial el miércoles jugaban el año pasado en Tercera (todos salvo el portero Lucas y Ugarte). Los azules mostraron su superioridad en el derbi (ya habían ganado en El Molinón) con un incontestable 2-0 que pone la guinda a una magnífica temporada. Pero, a falta de once jornadas, aún quedan suculentos premios por conquistar. Rozada llama a mirar hacia arriba y el récord histórico del filial está a tiro.
Objetivos ambiciosos. Con 42 puntos en el zurrón y asentado en el sexto puesto, Rozada ofreció una lectura ambiciosa poco después de ganar el derbi: "No tenemos nada que perder, hay que pelear por estar arriba. No renunciamos a nada". Es la primera vez que se suelta fijando un objetivo tan alto. Los azules están a cinco puntos del Barakaldo, cuarto, y quieren contar en la pelea.
Un récord, a tiro. El objetivo parece claro: luchar por los puestos de arriba, ver la posibilidad de colarse entre los cuatro primeros. Pero también hay un reto bonito por delante: convertirse en el mejor Vetusta de la historia del club. Lo puede hacer en cuanto a puntuación y clasificación. Los mejores números del filial en Segunda B (esta es su 12.ª temporada) datan de la temporada 90-91, cuando sumó 53 puntos (con el sistema de puntuación actual). Los de Rozada tienen en la mochila 42, así que les bastaría con sumar 9 más para igualar la marca cuando quedan once jornadas (33 puntos) por disputarse. La mejor campaña en cuanto a clasificación final es un noveno puesto conquistado en la 92-93, una marca que también puede ser batida.
Labor formativa. Asegurada la permanencia todo lo que llegue parece un premio añadido. Pero la prioridad, como cualquier filial, se sitúa en la labor formativa, en preparar a las jóvenes promesas para un hipotético salto al primer equipo. Desde esta óptica, el curso del Vetusta es un éxito rotundo. Anquela se ha ido apoyando en los jugadores del filial cuando ha sido necesario y éstos siempre han dado la cara. Javi Hernández y Viti, ambos con ficha en el Vetusta, trabajan día a día como jugadores de la primera plantilla. Steven ha contado con cierto protagonismo y Edu Cortina, Borja Sánchez y Jorge Mier han debutado con los mayores. Todos deben estar preparados por si la situación lo requiere.
El escaparate del filial. La gran temporada del Vetusta sirve, por último, para que otros equipos se fijen en talentos del equipo. Lolo, cedido al Extremadura, es el caso más evidente. De cara al próximo año, tres jugadores importantes dejan de ser sub-23. Borja Sánchez, Edu Cortina y Jimmy, nacidos en 1996, perderán esa condición, como ya sucedía con Lucas, Ernesto, Lobato o Ugarte. Dejar de ser sub-23 hace que si participan con el primer equipo no puedan regresar al filial. Algunos tendrán su oportunidad en el primer equipo (Borja, por ejemplo, lo tiene estipulado en su contrato) y a otros les tocará buscar un destino fuera. En ambos casos, los partidos que restan suponen un excelente escaparate.
El futuro. Parece evidente que habrá cambios en la configuración del filial de cara a la próxima temporada. Rejuvenecer el equipo es una de las prioridades, pero el futuro a corto plazo está asegurado con parte de la columna vertebral de la que dispone Rozada. José Martínez y Steven, del 97, aún tienen otro año como sub-23. Con los hermanos Mier, Jorge y Javi, del 99, se tienen puestas muchas esperanzas. Otros con menos participación pero aún jóvenes, como Prendes o Sandoval, están llamados a incrementar su protagonismo. A ellos se unirá Riki, canterano que juega este año en el Langreo y que ya ha firmado su compromiso con el Oviedo para jugar el año que viene en el Vetusta.
