El Oviedo aún no ha ganado en marzo -un empate y una derrota- un mes clave en los intereses azules en los últimos años. El desplome general habitual del Oviedo desde el ascenso, salvo en la etapa de Hierro, se inició en este periodo tras una gran racha. Es el reto de una semana azul que será complicada: ahuyentar los fantasmas pasados, analizar lo sucedido y reaccionar en una categoría que no da tregua. Anquela ya presagió ayer cierto pesimismo ambiental: "Hay que ser igual en las duras y en las maduras. Se pasa muy rápido del blanco al negro. Tenemos que estar tranquilos y levantarnos", dijo. Al Oviedo le vienen dos partidos claves para tratar de seguir en la lucha por coger el tren de Primera División: el domingo el Nàstic (12.00 horas), rival de la zona baja que viene al Tartiere; y dos semanas después el Sporting, en la vuelta del derbi asturiano en El Molinón que poco a poco ya se cuela en el panorama del Principado. Dos partidos - uno por situación clasificatoria y otro por todo lo que conlleva- como clara oportunidad para enterrar los fantasmas de marzo y encarar los diez últimos encuentros en la cresta de la ola.
