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Experimento sin pólvora

El partido de Mallorca fue el único en las últimas cuatro temporadas en el que el Oviedo no disparó ni una sola vez - Anquela sigue buscando más registros a un equipo que hasta ahora solo se ha mostrado sólido con el sistema de tres centrales

Folch, controlando el balón ante la oposición de Salva Sevilla y en presencia de Javi Muñoz y Baba, el sábado, en Son Moix. LA OTRA FOTO (LOF)

La revolución ideada por Anquela logró impacto a primera vista. Y ahí se difuminaron sus efectos. Nada de lo planeado se plasmó en el terreno de juego. Sorprendió la apuesta por la defensa de cuatro tanto como lo hizo la elección de algunos nombres: Toché y Ramos en el once inicial, Viti en el lateral derecho. Lo que parecía una promesa de buen fútbol se tradujo en la propuesta más anodina de la temporada. El Oviedo que cayó en Palma de Mallorca se mostró plano y redundante con la pelota. Y, sobre todo, ineficaz ante el marco contrario. En las últimas cuatro campañas, los azules no habían tenido un bagaje ofensivo tan pobre: 0 intentos sobre la puerta rival, ni entre los tres palos, ni fuera.

Desde que el Oviedo regresó al fútbol profesional, en mayo de 2015, los azules han tenido algunas tardes con escaso acierto, especialmente en choques fuera de casa. Tónica habitual en Segunda División, por otra parte. Pero en ningún caso con el doble cero que los de Anquela se llevaron de Son Moix: tiros generales y tiros a puerta.

Sí se ha dado en más ocasiones la falta de puntería entre los tres palos. En los últimos años, se han dado cero intentos sobre la meta en 8 ocasiones. Cuatro de ellas en la 2015-16 (en Pamplona, Alcorcón, Tarragona y Zaragoza) y otras cuatro en la 2016-17 (en Huesca, Mallorca, Gerona y ante el Mirandés en casa). Para encontrar el saldo más pobre respecto al total de tiros hay que remontarse a la 2016-17. Hubo dos choques en ese curso en los que el Oviedo solo chutó una vez, en el 4-0 de Huesca y en el 0-0 de Mallorca.

La endeblez ofensiva del equipo, que no tuvo capacidad de reacción cuando Estupiñán adelantó a los mallorquinistas, no fue el único defecto mostrado por el equipo en su intento de reinventarse. Con la medida introducida, el 4-3-3 que pretendía hacerse con la pelota, como reconocería después Anquela en la sala de prensa, el entrenador demuestra que sigue buscando mejoras en los suyos. Que el intento por añadir registros sigue vigente.

Sin embargo, solo el sistema de tres centrales parece, hasta la fecha, el camino más directo a los resultados. Es el dibujo al que se ha agarrado el equipo en la reciente época de bonanza, que le situó como el mejor de Segunda en los dos primeros meses de 2019. Y el que aupó el año pasado al equipo a los primeros puestos. Pero Anquela sigue manteniendo abierto el abanico, aunque los resultados se resistan. La anterior ocasión en la que el jienense había apostado por tres en el medio fue en Granada, con una grata imagen pero derrota azul (1-0).

Ahora, para Anquela se bifurca el camino. Tiene dos opciones claras. La primera es regresar al 5-2-3, el esqueleto que más refuerza al grupo, y mantener esa apuesta hasta sus últimas consecuencias. No es el dibujo más atractivo pero, hasta la fecha, sí el más efectivo. Con él, el Oviedo ha logrado acercarse a los puestos de honor, aunque aún le quedaba pendiente ese salto definitivo entre los seis primeros (fue sexto una semana). La alternativa es seguir buscando otros registros, otras formas de crecer. Presenta riesgos a estas alturas de temporada, en pleno marzo, pero, de salir bien, podría darle al equipo ese plus que este año se demanda, exigencia máxima, para estar entre los elegidos.

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