El Oviedo se topó con el bache de 2019 en Palma de Mallorca (1-0). La derrota azul, la segunda del año tras la caída en Zaragoza (2-0), se amortiguó con los resultados de los rivales directos -el play-off sigue estando a tres puntos- pero pone en aviso a los de Juan Antonio Anquela en pleno marzo en una categoría en la que las rachas pueden decidir objetivos deportivos, como suele indicar el técnico en muchas de sus intervenciones.
El análisis es claro y no ofrece dudas: el Oviedo ha caído en su cuarta mala racha del curso -tres partidos seguidos sin sumar de tres en tres- y atraviesa una sequía ofensiva en las últimas citas -solo un gol a favor en esos tres encuentros-. Los precedentes de los vaivenes carbayones de esta temporada, no obstante, invitan a cierto optimismo en el entorno azul: en sus rachas negativas, como mucho, el Oviedo sólo ha acumulado cuatro citas seguidas sin ganar. El reto del trabajo entre semana que se inicia hoy en El Requexón tras el fiasco en las Islas es volver a la senda de las rachas positivas.
El Nàstic, rival de la zona baja que lucha por la permanencia, es la oportunidad que el Oviedo tiene para reaccionar el domingo en el Tartiere (12.00 horas). Anquela ya tiene al equipo del veterano Enrique Martín en su libreta, como también tiene en cuenta el técnico cómo ha sabido su equipo salir adelante en las rachas negativas. Las primeras dificultades del Oviedo en una temporada hasta ahora irregular llegaron ya en las primeras jornadas del campeonato. Un Oviedo invicto, que firmó un arranque de temporada prometedor en sensaciones, empató ante el Cádiz en el Carranza (1-1), a priori buen punto en un campo complicado, y luego recibió al Zaragoza en lo que acabaría con la mayor goleada de la etapa de Anquela en Asturias (0-4).
Días después tocó un partido de Copa del Rey, precisamente ante el Mallorca en Son Moix (1-0), que acrecentó las dudas de los azules, apeados del torneo a las primeras de cambio. La reacción del Oviedo llegó con una victoria a domicilio en Lugo, aunque más tarde los azules acumularían otros dos resultados negativos: empate en casa ante el Elche (1-1) y derrota en Santo Domingo contra el Alcorcón (2-0).
Tuvieron que pasar varias jornadas para que el Oviedo regresase a una sequía. Se inició justamente ante el Nàstic en el Nou Stadi (2-1) y duró tres semanas. Un empate en casa ante el Mallorca (1-1) y una goleada en Riazor (4-0) justamente antes del derbi ante el Sporting hicieron saltar las alarmas, que se apagaron en la victoria al eterno rival (2-1). El punto de inflexión parecía ser ese encuentro y el Oviedo, por primera vez en todo el campeonato, logró sumar dos victorias seguidas tras ganar una semana después al Reus en casa, en la única goleada a favor en lo que va de temporada (3-0).
En Canarias, ante Las Palmas, los de Anquela empataron (0-0) y aunque se trataba de un gran botín ante un rival directo, tras haber reclamado además dos penaltis y acabar en área contraria, esas tablas fueron el inicio del peor momento del Oviedo en el segundo año de Anquela. En la siguiente jornada el Oviedo cayó en casa ante el Almería (1-2) y una semana después visitó el campo del Granada, que iba líder de Segunda. El Oviedo dejó una buena imagen, pero perdió (1-0). Fue en ese momento cuando Anquela rondó el despido justo antes del parón de navidades. El Málaga llegó al Tartiere para enfrentarse a un Oviedo con muchas bajas y el empate final (0-0) dejó al entorno azul con dudas.
La incertidumbre se disipó con el inicio de 2019, firmando el Oviedo el mejor arranque de año de toda su historia -seis victorias en siete partidos- y pasando de rondar la media tabla a aproximarse al play-off de ascenso a Primera División.
El empate ante el Albacete (0-0), las tablas contra el Lugo (1-1) y la derrota en Mallorca (1-0) han roto la racha triunfal de los azules, obligados a otra reacción si no quieren descolgarse del play-off. El futuro, además, pasa por el Tartiere: tres de los siguientes encuentros se disputarán en el estadio ovetense.
