Enrique Martín Monreal (Campanas, Navarra, 63 años) lleva más de treinta años dando gritos desde un banquillo de fútbol. Quizá por eso su voz suene tan ronca -pero meridianamente precisa- al otro lado del teléfono, desde Tarragona. El técnico del Nàstic, próximo rival del Oviedo el domingo en el Tartiere (12.00 horas ), llega a Asturias con el equipo en apuros -en descenso, a siete puntos de la salvación- a intentar dar la campanada. Martín reflexiona sobre su carrera y el fútbol actual a cuatro días del partido. Según él, el deporte rey está perdiendo esencia.
- ¿Cómo empezó a entrenar?
-Con 32 años pasé de jugador del primer equipo de Osasuna a segundo entrenador. El club me daba la baja y pude haber ido al Castellón o rumbo a Málaga, pero decidí que el tema de jugador se finiquitaba para mi. Tenía una propuesta del club para cuatro años y también la posibilidad de sacarme el carnet. Ahí empecé, mientras llevaba un equipo de juveniles.
- ¿Futbolista o entrenador?
-Futbolista toda la vida. ¡Sigo considerándome futbolista! Me llamó siempre lo de entrenar, era una forma de seguir ligado a lo que más me gustaba. No puedo quejarme. Ha sido y está siendo una experiencia brutal.
- Pero desde hace años se toma el fútbol con más calma, ¿no?
-Tuve una angina de pecho y la verdad es que tratas de regularte, aunque de vez en cuando el caballito se escapa. He mejorado mucho en ese aspecto a la hora de regular. La salud es lo primero. Yo le pregunté al médico: "¿Doctor, puedo entrenar o no?" Me dijo que sí y mientras tenga salud seguiré en esta historia.
- ¿El fútbol aún tiene la esencia de cuando empezó?
-Con esto de la globalización todo ha ido por un camino en el que hoy en día, en general, esa esencia tan potente que existía antes se ha ido diluyendo. Aparecen jugadores de más alto nivel que vienen de otros lares. Quizá inconscientemente se ha ido perdiendo la esencia, esa es mi sensación.
- ¿Y le apena?
-Para mí es fundamental que cada club mantenga la esencia; el núcleo duro de los equipos debe estar sustentado en eso. A la vez siempre tienes esa posibilidad de poder contratar jugadores de más alto nivel, pero eso ya depende de la capacidad económica de cada equipo. En Osasuna, que es donde más he estado, la esencia ha sido la gente de casa: es lo que le ha hecho llegar a los 100 años que van a hacer ahora. Les veo que la han recuperado: con David, Unai, Oier... Hay cinco o seis que la mantienen y han incorporado individualidades de gran nivel.
- ¿Se acuerda del llamado "contubernio vasco"? (El Oviedo descendió de Primera División en 2001 tras una polémica victoria de Osasuna a la Real).
-Sé que hubo alguna historia? Siempre he dicho que la evolución que ha llevado el fútbol en Segunda División ha sido interesante con este formato de los play-offs: hace que la gente se juegue cosas hasta el final. Ese tema fue en Primera y uno antes siempre decía que había que llegar al final de temporada fuera de historias porque si te tocaba en el medio te podían empapelar? No sé si al Oviedo le pasó, otras veces nos pasó a nosotros?
- ¿A qué le sabe el Oviedo?
-Me sabe a coherencia, a que están haciendo las cosas con mucha cabeza. Desde que llegó Ángel Martín (secretario técnico azul) veo que cada temporada van "in crescendo", pero con paso firme. Haciendo las cosas con mucha coherencia. Además, este año hay una circunstancia curiosa por un lado y causal por otra. Es una cuestión fundamental: Osasuna y Oviedo han sido los dos únicos equipos que en enero casi no han contratado gente. Han afrontado con tranquilidad ese mes y curiosamente son los dos mejores equipos del año. No sé si ha sido producto del tema económico, pero lo han enfocado de esta manera y les ha funcionado. Lo han hecho con cabeza y así está siendo su trayecto. Han hecho las cosas bien desde el principio y así se ve reflejado ahora.
- Habla de Ángel Martín González, al que usted conoce muy bien.
-Coincidimos ya de jugadores en Osasuna. Él llegó del Real Madrid. Era un futbolista constante, trabajador y un tipo muy comprometido. Encajó muy bien porque tenía unos valores que encajaban perfectamente con la idiosincrasia del club. Ha recorrido un trayecto largo, tanto de jugador como de técnico. Luego fue mi segundo entrenador y de ahí pasó a secretario técnico. El club estaba vacío en ese sentido y le propusieron el puesto. Se empezó a gestar y poco a poco fue creciendo un camino que acabó con el equipo en Europa.
- Dicen de él que no le gustó nada entrenar.
-No, no le gustaba. Él me lo decía. Yo le respondía: "Joder Ángel, ¿cómo no te va a gustar?". Es de los directores deportivos sin curiosidad por entrenar, pero que llevan con mayor propiedad si cabe lo que significa su cargo.
- ¿Hablan mucho?
-Mensajeamos, tenemos contacto, pero del partido aún no hemos hablado, aunque lo hacemos casi todas las semanas. Nosotros vamos a ir a tratar de complicarles la mañana y sacar los tres puntos. El Oviedo está inmerso en esa lucha por la parte alta y tratará de vencernos.
- ¿Le ganó la batalla táctica a Anquela en la ida (2-1 a favor del Nàstic)?
-No? que va. Eso son historias que montáis vosotros (risas). Los dibujos son muy relativos, creo mucho más en la actitud de los futbolistas y la predisposición. Todo es relativo y todo se reduce al acierto en momentos puntuales.
- ¿Qué piensa de Anquela?
-Los dos llevamos una vida dándole. Tengo un gran respeto por él, me parece un tipo genial y un gran profesional. Lo lleva demostrando año tras año y ahora está haciendo un trabajo muy interesante en el Real Oviedo.
- ¿A qué jugador del Oviedo le prestará más atención?
-Tiene buenos futbolistas en todas las líneas, hicieron un equipo compacto. Son un buen bloque y van a tener la opción de meterse arriba de aquí al final.
