Que lo de Mallorca dolió se percibe en cada comparecencia en la sala de prensa de El Requexón. Cuando el Oviedo pierde, se suele pasar de página con premura. Las derrotas pueden tener efectos hasta el martes; miércoles como máximo. Pero a medida que avanza la semana se evaporan. El jueves Christian, voz autorizada, volvió a incidir en la autocrítica. Ayer fue Anquela el que regresó sobre los fallos. "En Son Moix intenté meter tres en el medio porque sabía lo que hacía el rival. El Mallorca hizo lo que se suponía que haría, el problema es que con nuestro juego no pasó lo que yo pensaba", se lamenta el entrenador.

Resulta curioso que, con el paso de los días, las palabras del entrenador se vuelven más gruesas. Lo que en la sala de prensa de Son Moix era una jugada aislada, ayer adquirió el rango de fallo de concentración. Todo sirva para que el equipo haya aprendido la lección. "El balón parado es una cuestión de concentración, de dónde me tengo que situar. La estrategia hay que trabajarla todas las semanas. Hoy -por ayer- lo hemos hecho. Llevamos dos semanas con errores de concentración que nos cuestan caros", advierte el entrenador.

Así que la receta para el partido ante el Nàstic parece clara. El Oviedo no puede distraerse ni un segundo. Si no, insiste Anquela una semana más, "el equipo ni empata". Con la única ausencia de Tejera, sancionado, en la lista, el jienense prepara durante la semana el regreso del 5-2-3.

Todos los matices que quiere introducir Anquela van dirigidos al objetivo ineludible de ganar. Lo que no sea quedarse con los tres puntos, sonará a decepción para la siempre exigente afición carbayona, y el entrenador lo sabe. "Este equipo siempre parte con la obligación de ganar. A veces se puede y a veces no. Si nos metemos presión innecesaria y no sabemos lo que nos vamos a encontrar lo vamos a pasar mal. Sin estar a nuestro nivel más alto no ganaremos", señala.

La última reflexión de Anquela se dirige a un hecho estadístico. Ante el Nàstic, el entrenador dirigirá su encuentro liguero 72.º con el conjunto azul. Significa que rebasará a Egea, 71 partidos, y se convertirá en el técnico del Oviedo con más confianza desde que Carso aterrizara en Asturias. Al jienense se le pide su valoración al respecto: "Estoy muy agradecido porque yo siempre quise estar en este equipo y sé que es muy difícil mantenerse aquí, es un club con una gran exigencia. Solo hay que estar a la altura de lo que ellos nos piden. Pero a veces hay que darse cuenta de lo que hay que pedir y de cómo hay que pedirlo. Es una cosa de la que yo no tengo que opinar, solo digo que estoy muy a gusto. Desde Carso solo me dicen que sea como tengo que ser. Solo he recibido palabras de ánimo y de ayuda de la persona que dirige esto, que es Joaquín (Del Olmo). Él me dice: "Haz lo que tú has hecho siempre". Y eso es lo más importante para un entrenador".