Y el oviedismo añejo inundó el Tartiere con lágrimas de emoción. 44 elegidos -39 hombres y cinco mujeres- que han visto a su equipo en todas. Hace más de cuarenta años, cuando Marianín y Galán goleaban con el Oviedo y hacían vibrar al estadio ya eran socios. Los recuerdos son incontables. "Toda una vida en el Oviedo, llevo mucho tiempo esperando este momento", decía Álvaro Fernández, un sentimiento general compartido por el resto de premiados. El momento más grandioso en tantos años, quizá, el último ascenso del Oviedo a Primera División, en 1988, según admitían muchos de ellos.

Hubo otros epílogos tristes, como el descenso a Tercera División en 2003 y el baile al borde de la desaparición en otras dos ocasiones. También lloraron con la resurrección y la vuelta al fútbol profesional azul en Cádiz en 2015.

Pasaron jugadores, entrenadores y directivos, y los 44 estaban ahí, al pie del cañón, con el carné de abonado del Oviedo en la mano y ayer, en el palco del Carlos Tartiere, tuvieron su merecido homenaje. El Oviedo premió a los socios que cumplían 50 y 75 años ligados a la entidad azul en un emotivo acto anual lleno de guiños a la masa social oviedista. "Este proyecto no sería nada sin vosotros, sois lo más grande que tenemos. Sólo puedo daros las gracias por vuestra fidelidad. Hubo gente que quiso eliminar este sentimiento y no ha podido, sigue vivo", dijo el presidente del Oviedo, Jorge Menéndez Vallina, maestro de ceremonias en el acto. El mandatario azul, acompañado por el vicepresidente Manuel Paredes, el consejero Fernando Corral y el responsable de relaciones institucionales, César Martín, fue el encargado de obsequiar con una insignia a todos los premiados.

Muchos recibieron el regalo con lágrimas en los ojos y todos se llevaron una sonora ovación de los asistentes. Entre el gentío masculino, cinco mujeres premiadas ponían la distinción de género oviedista. "Antes en el fútbol éramos cuatro mujeres, ahora van muchas más y es de celebrar. De estos cincuenta años me quedo con el ascenso a Primera División, en el 88. Yo estaba en Llanes y ¡pintaban las andaricas de azul!", comentaba Ana María Corujo, una de las cinco socias del Oviedo premiadas ayer. Todas juntas posaron ayer, orgullosas del día tan especial.

"Estoy muy emocionada, pero al mismo tiempo recuerdo con mucho sufrimiento la etapa del Oviedo en Tercera División. Fui socia en dos etapas, porque marché con mi marido a Salamanca y luego volví a Oviedo. A la vuelta, para sacar el carné, había dos listas: una de paisanos y otras de mujeres. Luego las unificaron, ahora soy la socia la 267, pero en realidad soy más antigua", explicaba María Nieves Cuevas junto a su nieto. "Cuando empecé a ir al fútbol no había casi mujeres, lo de ahora es para celebrarlo. Eso sí, nadie me dijo nunca nada malo. Ahora voy poco al Tartiere, pero rebuzno en el sofá. ¡Vaya salto di con el gol de Christian al Nàstic!", bromeaba.

María Victoria Entrialgo no pudo contener la pasión cuando Vallina le entregó la insignia: "¡Hala Oviedo!", exclamó. "Mira, es que yo soy del Oviedín desde que me puse calcetines", bromeaba después la veterana. Ana Estrada -hija de la socia número 1 del Oviedo- fue otra de las mujeres premiadas: "Me quedó con el ascenso el Cádiz". Cerraba el círculo femenino Elena Alonso, "nunca se me olvidará la nevada en el Tartiere del día de Las Palmas".

Tampoco olvidarán el día de ayer los más veteranos de la mañana: José Ramón García, Manuel Menéndez y Ramón Arenas, que cumplieron 75 años como socios azules. "El Oviedo es lo más grande", comentaban los tres, sentados en primera fila, lugar privilegiado. El resto de socios le dedicaron a los tres una ovación muy especial, rindiendo respeto a la parte más antigua del valor indiscutible del club: su afición.