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Por la institución

El Oviedo recurre al último técnico que logró ascender al equipo Egea estaba en Alicante tras finalizar su vinculación con Pumas

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Su palabra más repetida se convirtió en etiqueta, una especie de lema. "Institución", con ese característico deje argentino con el que endulzaba las ruedas de prensa. Por eso, la noche en la que el Oviedo tocó el cielo en Cádiz, el epílogo de la etapa del barro, uno de los cánticos más repetidos hacía referencia a la palabra mágica: "¡Institución! ¡Institución!". Y Egea, preso de una alegría desbordante, sonreía orgulloso. Ahora, el hombre sensato, el que apenas se alteraba hasta su estallido final, el entrenador querido por el Tartiere por brindar el último gran éxito, regresa a su casa con una misión aún más complicada: dejar al Oviedo en el play-off en los siete partidos que quedan y pelear por el ascenso a Primera.

La medida encierra cierto riesgo para el Oviedo, al apostar por un hombre que había salido del mapa del fútbol español con su marcha en marzo de 2016. Su paso en Pumas de México le llevó a un periodo de despachos y una breve aparición en los banquillos. Pero lo futbolístico parece al margen de una decisión que tiene el sello inconfundible de México. Arturo Elías siempre ha confiado en Egea y su nombramiento es una nueva muestra. Se busca un golpe de efecto.

"Vuelvo al lugar donde me han hecho muy feliz. Estoy agradecido por haberse acordado de mí para volver a trabajar para este gran club", puso el Oviedo en boca de Egea tras anunciar el acuerdo, adelantado por LA NUEVA ESPAÑA en su edición web. Egea siguió el desarrollo de acontecimientos desde su vivienda de San Juan (Alicante): en julio del año pasado había acabado su periplo en México.

Con Egea, el Oviedo ficha un gestor (un adjetivo que le agrada) antes que gran estratega. A un tipo que suele aplicar cordura a sus decisiones. Un tipo querido y respetado por la grada que tendrá como primer gran objetivo levantar la moral de un grupo tocado, por los resultados y por la decisión de prescindir de Anquela: la sintonía entre plantilla y entrenador era nítida.

El argentino tiene en los números su mejor aval. Por su ascenso en Cádiz, por supuesto, pero también por su bagaje en su temporada en Segunda, cuando tenía al Oviedo tercero antes de dimitir. Cuenta con 71 partidos de experiencia como entrenador azul, con un sensacional 53,5% de los puntos en el bolsillo.

Para Anquela su ciclo en el Oviedo se acaba antes de lo que hubiera deseado. No es el jienense un hombre que arroje la toalla antes de tiempo. Aunque el club hable de "mutuo acuerdo", la realidad explica que fue el club el que impulsó el cambio. A Anquela se le había visto en un registro más bajo del habitual en la sala de prensa del Tartiere el pasado domingo, dolido por cómo había llegado el tropiezo. Pero confiaba en salir del bache. Quería seguir peleando. Nunca ha dado síntomas de rendirse antes de tiempo en ninguno de los destinos en los que ha estado.

Abandona el Oviedo con la sensación de que le ha quedado un paso pendiente. Como Egea en su momento, se lleva el respeto del Tartiere, pero la espina no se la quita nadie. En su primera intentona, se quedó séptimo, fuera del play-off por una cuestión de goles. En la segunda, le han privado de pelear el final, aunque los síntomas del equipo eran preocupantes en las últimas semanas.

El saldo final de Anquela al frente del Oviedo se va a los 76 partidos ligueros, con 31 victorias, 22 empates y 23 derrotas. Deja el regusto dulce de un equipo que siempre se comportó con una actitud intachable, aunque la propuesta futbolística iba dejando un reguero de dudas. En todo caso, el cómputo es insuficiente para el objetivo por el que fue contratado: estar en el play-off.

El reto pasa ahora a las manos de Egea, entrenador con duende y que sabe lo que es triunfar de azul. Aunque la gestión del vestuario se le escapara en su segundo año. Un guiño al pasado de más éxito de Carso y una invitación a un cambio de registro. Los futbolistas también tienen mucho que decir. Finalizada la etapa de Anquela de forma abrupta, muchas miradas están puestas sobre ellos.

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