La anterior ocasión en la que Sergio Egea pisó la sala de prensa del Carlos Tartiere, tuvo que contener las emociones. Las lágrimas sí brotaron cuando, instantes después, el técnico se despidió de los seguidores en el fondo norte del estadio. Aquella imagen, la afición coreando al entrenador tras su dimisión, nunca se había visto en Oviedo. Ahora, tres años después, el protagonista de aquella escena recupera el primer plano casi en el mismo sitio en el que dejó las cosas. "Soy feliz: es una ilusión tremenda y una responsabilidad. Siempre he llevado al Oviedo en el corazón porque es una ciudad futbolera y tiene valores al margen del fútbol", menciona en el estrado cuando Joaquín del Olmo, asesor de Carso, le cede la palabra. Egea tiene por delante un reto que le apasiona.

El argentino apenas ha cambiado en estos tres años. Al menos a simple vista. Es como si la película se hubiera interrumpido para una pausa publicitaria y hubiera regresado justo donde se había quedado. Con el Oviedo luchando por el play-off, aunque en peor situación y con menos margen de maniobra. Pero la ilusión se mantiene intacta. "Yo veo todas las opciones de estar en el play-off. Pero primero hay que pensar en el Almería, y luego seguir. Los finales de temporada siempre traen sorpresas porque todos los equipos aprietan, los de arriba y los de abajo", defiende el nuevo técnico. "El Oviedo ha competido este año, no ha sido menos que nadie y en algunos momentos puntuales le faltó algo de fortuna", añade.

Así, queda fijado el objetivo del equipo desde la primera intervención: el play-off. He aquí la primera gran diferencia con la etapa de Anquela en el equipo. El jienense, comedido en sus comentarios, era amante del cortoplacismo, del partido a partido y de asegurar los 50 puntos antes de levantar la vista. Es la fórmula que ha empleado en su longeva carrera en los banquillos. Esa manera de expresarse chocó en ocasiones con las declaraciones llegadas desde México. Arturo Elías nunca rehusó la palabra ascenso. Anquela nunca contradijo a su superior, pero siguió su camino. Ahora, Egea, hombre de Carso, se posiciona con una línea de pensamiento más ambicioso: "Arturo (Elías) es un ganador y quiere que el equipo sea ofensivo, que muestre liderazgo. El hombre exige, y con la exigencia llega la mejora".

Otro punto en el que difieren Anquela y Egea es en la propuesta. O al menos, eso cabe intuir de las palabras del segundo. El jienense siempre trató de alejarse de la etiqueta de técnico conservador, aunque su sistema de tres centrales le marcó en su año y medio en Oviedo. Se defendía el entrenador aduciendo que era la única fórmula posible para darle estabilidad al equipo. Egea, por lo que se ha visto en las primeras sesiones en El Requexón, parece dispuesto a formar con una línea de cuatro atrás ("lo estamos valorando") y dos delanteros ("también lo estamos analizando"). El nuevo estilo invita a pensar en una propuesta ofensiva.

Al menos sobre el papel. "Veremos un Oviedo atrevido, valiente, que busque la portería rival, y también riguroso. El Oviedo es un grande y debe comportarse como tal. La historia de este club es tremenda. No vivimos de la historia, hay que conseguirla", proclama el argentino, antes de entrar en cuestiones tácticas: "En la plantilla hay futbolistas para todos los gustos. Podemos jugar 4-4-2 o 4-2-3-1, aunque el sistema a veces lo dejo de lado. Quiero que el futbolista crea en sus posibilidades". Y añade: "A los futbolistas les digo que en este club lo tienen todo. Que sigan una vida cuidadosa y entrega total. Creo en ellos. Los he visto jugar mucho y creo que tienen mimbres para pelear los primeros lugares".

Al final, sostiene Egea, la clave para lograr el éxito en junio reside en los futbolistas, los protagonistas del juego: "Están muy bien. Han trabajado año y pico con un gran profesional y duele que salga un cuerpo técnico. Pero ya han cambiado el chip, están con ánimos".