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El paso adelante del vestuario del Oviedo

Anquela aglutinaba el protagonismo y también las críticas; Egea cede el foco al futbolista - El cambio de entrenador situó a los jugadores en la diana y estos respondieron el día más exigente

Los jugadores azules celebran el gol de Tejera. LOF

En su despedida, Juan Antonio Anquela reveló en este periódico que lo que había visto en el vestuario al descanso del choque ante el Córdoba en el Tartiere le había preocupado sobre manera. "No eran caras de ir ganando 2-1. Estaban desencajados", aseguró. La cara, reflejo del sentir de un vestuario. Le preocupaba porque el tropiezo parecía indicar un problema más hondo que el meramente futbolístico. Daba la sensación de que a los futbolistas les había encogido el escenario. Con la responsabilidad de una situación apurada y el añadido del cambio en la dirección (siempre una presión extra para los jugadores), el Oviedo afrontaba el choque ante el Almería sin margen de error. Y jugar entre la espada y la pared hizo que la mejor versión de la plantilla luciera sobre el césped. La victoria es de Egea por la novedad, pero también de los futbolistas.

La salida de Anquela parecía situar a los futbolistas en el foco. Así ha sucedido en otras ocasiones: eliminado el entrenador, las siguientes críticas se dirigen a los jugadores. Es la ley del fútbol. En la sesión del martes, minutos antes de que Egea irrumpiera en el césped de El Requexón con una cerrada ovación, la plantilla había recibido algunas críticas desde la grada en el inicio del entrenamiento. Se les responsabilizaba colateralmente de la situación del equipo. Incluso en la presentación de Egea ante la plantilla, Joaquín del Olmo, asesor de Carso, y Michu, secretario técnico, habían incidido en la idea de que había que dar un paso adelante. "Ahora, los palos irán hacia vosotros", les vinieron a decir.

El paraguas de Anquela desapareció y los futbolistas se expusieron a cielo abierto. Se demandaba un paso adelante que sí se vio. Egea apostó por un once más fresco, con la presencia de efectivos que en las últimas semanas habían perdido protagonismo. Johannesson es un ejemplo. Tejera, superada su lesión, fue una bendición para el juego ofensivo. Otras piezas mejoraron con los ajustes: Javi Hernández demostró que es mejor central que lateral y Joselu, que acompañado luce más. También supo Egea aprovechar algunas cosas del legado de Anquela: darle continuidad a Jimmy pareció la decisión más sabia.

La demostración de los futbolistas también tiene que ver con el cambio en el modelo de gestión de la caseta. Anquela aglutinaba el protagonismo; para la bueno y para lo malo. Los equipos del jienense siempre se han considerado conjuntos de autor, con el marcado sello del preparador. Otra vez la idea de que Anquela era el paraguas en el que se refugiaban los futbolistas, ajenos a la crítica durante todo el curso. Ahora, Egea impulsa otro modelo. Predica que él debe estar en el segundo plano y que son sus pupilos los que ganan y pierden los partidos. "El juego es de ellos", se ha encargado de recordar, en una sentencia que ya había empleado en su primera etapa en Oviedo.

El paso adelante es importante porque permite al equipo mantenerse en la pelea: Las promesas de play-off podrían haberse agotado en Almería. Pero la lucha sigue siendo exigente. Con un margen de error mínimo, el Oviedo necesita en las seis jornadas que restan de la mejor versión de sus futbolistas. Los protagonistas a partir de ahora de lo bueno y lo malo. Así lo ha decidido Egea.

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