Se trataba de ganar y esperar. Tampoco hacía falta ningún milagro, solo que un par de resultados acompañaran. Pero todo se debía iniciar con un triunfo. Y se logró. Sufriendo, sin excesos y en un ambiente frío (con 10.103 espectadores en la grada, la peor entrada de la temporada), pero con tres puntos que permitían mantener vivo el sueño. Tras cerrar el choque, tocaba estar pendiente de lo que sucediera en otros dos campos. Y los resultados sonrieron. El Oviedo vuelve a merodear el play-off y se sitúa ahora a tres puntos de la promoción.

El domingo se redondeó con el empate del Cádiz frente a Osasuna (0-0) y la derrota del Deportivo en Lugo (1-0). La victoria del Mallorca ante el Almería (1-0) deja a los bermellones en posición franca para estar en el play-off, cuartos con 67 puntos. Pero el quinto y el sexto puesto están en oferta. Cuatro equipos aspiran a ocuparlos, con el Oviedo vivo en la pelea.

El Málaga, que le tocaba enfrentarse al Reus, se posiciona quinto, con 65 puntos en su cuenta; el Cádiz se aferra al sexto puesto con 63 y el Deportivo, tocado tras caer en el Anxo Carro, es séptimo, con 61. Al Oviedo, el triunfo de ayer le revitaliza, con 60 puntos, a un solo partido del play-off, ya que le tiene ganado el goal-average particular al Cádiz.

La situación ha mejorado en apenas un fin de semana, pero los cálculos del Oviedo no se alteran lo más mínimo. Se trata de ganar todos los puntos en juego y esperar los tropiezos de los rivales directos. La meta azul es alcanzar los 69 puntos. Para hacerlo, deben derrotar a Tenerife y Osasuna a domicilio y al Rayo Majadahonda en el Tartiere.

Precisamente Tenerife y Rayo son dos de los que peor parados salen de la jornada, a sus derrotas se unió el triunfo del Lugo, por lo que llegarán a cita ante el Oviedo con problemas clasificatorios.

El aumento de posibilidades del play-off para el Oviedo hace que parte de la afición vuelva a creer en la carambola. Con nueve puntos en juego, y a la vista de los frecuentes resultados sorprendentes, todo parece posible. Y, sin embargo, en el Tartiere no se percibe un entusiasmo exagerado.

Ya en los últimos partidos en casa, la afluencia de público había bajado, pero ante el Numancia se tocó suelo. Fueron 10.103 espectadores los que se dieron cita en el municipal ovetense para el decisivo choque ante el Numancia: la entrada más pobre en lo que va de temporada.

Es la primera vez que acuden menos de 11.000 aficionados. Hasta la fecha, el peor registro se había dado contra el Tenerife, con 11.544 espectadores, seguido del duelo ante Las Palmas, con 12.022 aficionados en la grada. La mejor entrada de la campaña se dio, como el año pasado, en el derbi asturiano, con 23.175 seguidores en el Tartiere.

A los azules solo les resta un choque en fase regular ante su gente, ante el Majadahonda. Del resultado de Tenerife puede depender que muchos aficionados vuelvan a engancharse.