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Historia triste de una escalera

La afición azul, con Aboumrad en la grada, recibe otro chasco al final y se desespera con los resbalones: once en la primera parte

Aficionados del Oviedo en la grada del Tartiere. MIKI LÓPEZ

Pocos termómetros mejores del sentir de la afición azul hay que las largas escaleras del Carlos Tartiere. Por ahí, arremolinados, cada quince días, suben y bajan largas filas de oviedistas. En la historia de esa escalera, como en la obra teatral de Buero Vallejo, están las alegrías y las tristezas de miles de aficionados que en Oviedo parecen últimamente más abonados a las segundas.

Y ayer, tras el empate en el Tartiere (1-1) del Numancia sobre la bocina, a la hinchada azul -12.006 espectadores se congregaron en el municipal ovetense- se le quedó cara de tonta. Y casi nadie decía una palabra en las empinadas escaleras, indicativo de que el chasco fue de los gordos. Un empate que supo a hachazo en el día señalado para levantar la cabeza tras la victoria en Tenerife (0-1), la primera del curso. "Siempre igual", mascullaba tímidamente algún azul. Y el golpe moral sacude de lo lindo, porque el equipo carbayón volvió a ver muy de cerca la victoria. La tuvo en la mano y se le escapó cuando más duele. Y la afición volvió a responder.

Desde el inicio respaldó al equipo -ovacionó a Héctor, lateral izquierdo numantino sustituido por lesión en el minuto seis- y también se desesperó con un enemigo inesperado que tuvieron ayer ambos equipos: el césped el Tartiere, sustituido durante del verano. Hasta 14 resbalones -cuatro en los primeros ocho minutos, once en la primera parte- cabrearon a la grada y volvían locos a los jugadores. Joselu, de hecho, podría haber tenido una clara ocasión en el minuto 5 y se escurrió en el área del Numancia. Pero el Tartiere se olvidó del césped en el minuto 17. Los goles lo curan todo y Bárcenas metió el 1-0. El panameño -se irá con su selección en las próximas horas- se reencontró con el Tartiere tras la bronca que se llevó hace unas semanas. También Sergio Tejera, blanco de las iras contra el Elche, fue ovacionado en varias ocasiones por la hinchada. La afición se vino arriba especialmente en los últimos minutos, pero el empate final cayó en la grada como un jarro de agua fría. Allí, en la grada, siguió el partido atentamente José Aboumrad, asesor del grupo Carso de visita en la ciudad. Estuvo con Joaquín del Olmo en un antepalco del estadio y vivió en primera persona el sufrimiento final de la hinchada. Días antes del partido, el viernes, dejó claro el reto del Oviedo. "El objetivo sigue siendo el mismo: llegar a Primera". Hoy, después de tres días de reuniones y encuentros para ponerse al día del club, se marchará de la ciudad.

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