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Un gol contra la maldición

La Peña Azul Madrid no veía ganar al Oviedo en un desplazamiento oficial desde 2015 en Valladolid - "Había gente llorando en la grada; parecía el tanto del ascenso", cuenta el peñista Pablo Villabol

Jorge Rodríguez. P. A. M

El exconsejero azul Pedro Zuazua, ilustre oviedista en Madrid, cuenta que en los últimos años ha llevado a varios hijos de amigos a los partidos del Oviedo en la capital de España. Lo que no entraba en sus planes era el maleficio de los azules en tierras madrileñas: el equipo no gana allí desde 2013. Por eso, muchos de los chavales le preguntaban con cierta sorpresa: "Pedro, ¿el Oviedo nunca gana?". Nadie ha sufrido tanto los desplazamientos como la Peña Azul Madrid, acostumbrada a esa sensación de ilusión que se va al suelo en el minuto 90. Hasta que Borja Sánchez lanzó el domingo las frustraciones a la escuadra del Carlos Belmonte.

"El gol lo vi en suspenso. Me acuerdo de la jugada y del golpeo, pero después me quedo parado. Pensaba que lo anularían por algo? Era demasiado bonito para ser verdad". El que habla es Pablo Villabol, 37 años, los tres últimos en Madrid. Registraba la negra estadística de 12 partidos sin ver ganar al Oviedo fuera. Su último triunfo foráneo había sido en El Molinón en la 97/98: 1-2. Fue uno de los 30 ocupantes del bus desplazado desde la capital por la Peña Azul Madrid. "Con el gol de Borja se desató la euforia. Había gente que incluso estaba llorando", relata. "Fue como el gol de un ascenso por todo: Por la situación, por la remontada, por cómo jugó el equipo en la segunda parte? Hacía mucho tiempo que no veía jugar al Oviedo así", corona.

El choque del Belmonte fue una liberación para el equipo, que por fin levanta la cabeza de la zona del descenso. Pero también para muchos seguidores a los que ya les empezaba a pesar tanta derrota acumulada.

Como a Jorge Rodríguez, 42 años, que lleva 12 años en la capital. Integrante de la peña desde que esta echara a andar en 2009. Tras la típica montaña rusa de resultados en los desplazamientos de Segunda B, con el regreso al fútbol profesional su estadística entró en barrena: "Acumulaba 19 partidos fuera sin ver ganar al Oviedo en Segunda. No vi ningún triunfo en las visitas a Alcorcón (3 veces), Numancia (2 ocasiones), Albacete (dos viajes), Rayo Vallecano, Getafe, Leganés, Valladolid, Fuenlabrada, Majadahonda, Levante, Lugo, Ponferradina, Racing de Ferrol, Burgos y Sporting". Los tres últimos a comienzo de siglo. Con esos precedentes, se entiende la euforia en el gol decisivo. "Había hablado con unos amigos que si marcaba Nieto saltábamos al campo. Y poco faltó?", relata.

Pablo y Jorge son dos ejemplos de la trascendencia, en lo emocional, de la victoria en el Belmonte. Vanesa García es la tesorera de la peña y una de las que la vio nacer en 2009: Su hermano Borja fue el primer presidente. Ella también se quitó un peso de encima. "La última victoria en un desplazamiento oficial de la peña fue en 2015, un 2-3 en Valladolid", relata con la voz rasgada por el esfuerzo del Belmonte un día después. "En el bus de vuelta se desató la euforia", añade.

Ahora la perspectiva cambia. La peña ya está pensando en los próximos desplazamientos y los seguidores amplían su radio de acción: Soria, Huesca o Almendralejo están el radar. La ilusión por la reacción azul se nota. "Soy optimista, aunque la Segunda es muy complicada. Miras el banquillo del Girona (próximo rival) y asusta. Pero el equipo me gusta", señala Jorge Rodríguez. "Ahora ya puedes mirar la clasificación porque no vas colista. El equipo va a más y la afición está a muerte con ellos. Hay que confiar", interviene Vanesa García. "Ahora el equipo tiene una identidad, juega al ataque, es descarado? Propone algo. Da gusto", resume Pablo Villabol.

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