El Castilla no perdonó ayer las ocasiones que el Vetusta fue dejando durante todo el encuentro y se llevó los tres puntos ante los ovetenses en Valdebebas. Los azules, faltos de gol, incrementan su mala racha, con cinco partidos sin conocer la victoria.

En el primer tiempo ya se pudo observar la falta de decisiones correctas de los asturianos en la zona de peligro. Además, se adelantaron los merengues con un gran gol de Pedro. Y en el segundo tramo y cuando mejor estaban jugando los chicos de Cañedo, llegó el penalti que transformó el asturiano Fidalgo. Javi Hernández, ex jugador del Oviedo, fue titular y cuajó un buen partido. Los ovetenses pudieron meterse en el partido gracias a claras ocasiones, pero no tuvieron eficacia.

Se echaba el balón a rodar sobre el verde del Di Stéfano, el Madrid contenía el balón y movía con seguridad hasta plantarse en zona de tres cuartos, en dónde le costaba tomar las buenas decisiones, por ello desperdiciaba ocasiones claras. En el otro bando estaba el filial ovetense, que no dejó de intentar montar contragolpes sin éxito. En el dieciséis, un pase excelente de Feuillassier dejó sólo ante Valens a Pedro, y el punta blanco definió con un disparo colocado para anotar el primero del encuentro.

Tras el gol local, los de Emilio Cañedo optaron por conservar más el esférico, intentar combinar con paredes y buscar el peligro a través de las bandas. Javi Cueto tuvo la más clara del combinado asturiano a la media hora de juego, con un disparo tímido desde la frontal. El ritmo del encuentro era lento, no había ocasiones claras ni superioridad. Ambos equipos estaban muy igualados y no querían arriesgar atrás. Se llegó al tiempo de descanso con la victoria por la mínima de los merengues.

Arrancó el segundo tramo con un valiente Oviedo que contaba con ocasiones, pero el Castilla tiró de galones y en el minuto cincuenta y tres consiguió forzar un penalti que transformó Fidalgo, ejecutando un lanzamiento perfecto y directo a la escuadra.

Los asturianos quedaron tocados tras el tanto, pero no bajaron los brazos y buscaron sin cesar el gol que disminuyese la distancia en el luminoso: sabían que un gol les metía en el encuentro de nuevo. Alarcón tendría una oportunidad muy clara: golpeó desde veinte metros y a punto estuvo de introducir el balón en la escuadra de la portería del filial blanco que entrena Raúl, pero el lanzamiento se marchó desviado.

El bando visitante era quién poseía el balón la mayor parte del tiempo en los minutos finales. Los blancos esperaban pacientemente en zona defensiva. La estrategia les estaba saliendo muy bien. El Oviedo llegaba, pero le faltó un último pase, una última decisión, que los de Cañedo no fueron capaces de tomar en todo el encuentro, que prolonga la mala racha.