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Segunda División

El Oviedo se pone guerrero

Los azules, en su regreso a la senda de la victoria, batieron su récord del curso de balones aéreos ganados y recuperaciones - La labor del doble pivote, con Jimmy como acompañante de Tejera, clave en la buena imagen mostrada ante el Rayo Vallecano

Sangalli da un pase ante la entrada de Mario Suárez, con Tejera observando la jugada. MIKI LÓPEZ

Con el campo pesado por la lluvia, el Oviedo planteó el partido que le convenía. Un cuerpo a cuerpo que el Rayo no fue capaz de dar respuesta. Paco Jémez, el técnico de los vallecanos que avanza en la cuerda floja, explicó al final del choque que los azules habían sabido competir mejor con la presión y el miedo. Pero el triunfo también se puede explicar en clave futbolística. Y de entrega. Ante el Rayo, se vio uno de las versiones más peleonas de los azules, que marcaron su registro más alto en recuperaciones (66) y balones aéreos ganados (43). Fue un éxito con armadura.

Los futbolistas lo habían anunciado durante la semana previa en El Requexón. Rozada quería evitar riesgos y trató de impulsar un estilo de juego más directo. La explicación se dividía en dos razones: el momento de duda de los azules y la facilidad del Rayo para hacer daño con poco. El Oviedo se centró en no cometer errores. Falló un número importante de pases (121, la tercera marca más abultada de la campaña) pero, con la excepción del error de Arribas, no pusieron en problemas a Champagne.

El primer triunfo de la tarde fue lograr que el choque se jugara a las cartas que más le convenía al Oviedo. Nada de juego a ras de hierba; mejor por arriba. Ahí es donde los de Rozada se hicieron fuertes, superiores en la disputa. Los azules se impusieron en los duelos aéreos con nitidez: 43-30. La marca le sirve al equipo carbayón para superar el récord de la campaña hasta entonces, los 39 logrados ante el Almería. La evolución es evidente si se pone en contexto con lo sucedido en las últimas cinco semanas, en las que el Oviedo había promediado 28,2 disputas aéreas ganadas.

Los principales protagonistas de la batalla aérea fueron los centrales. Alejandro Arribas se impuso en 10 balones colgados y Carlos Hernández, en otros 8. La cifra es interesante. Solo Carlos Hernández (11 contra el Almería) y Ortuño (10 frente al Sporting) se han movido en números similares en toda la temporada.

En cuanto a los duelos en general, los carbayones tuvieron su cuarta mejor tarde, con 74 disputas a su favor. No fueron las únicas marcas a reseñar. También destacó el papel de los azules en la recuperación de la pelota. Los de Rozada se hicieron con 66 pelotas, superando las 62 logradas en El Alcoraz como anterior récord del curso.

La actitud del equipo parece clave tras una semana de trabajo que había dejado gratamente satisfecho a Javi Rozada. El equipo no se descompuso ni con el tanto de Embarba, aunque pasó una etapa de dudas, y logró quedarse con tres puntos que parecen básicos en el intento de recuperación de los azules. Es la consecuencia del trabajo gremial, pero el entrenador no dudó a la hora de señalar una línea como clave en el desenlace: la medular.

El centro del campo ha sido uno de los objetivos de crítica más severo en las últimas semanas, cuando el equipo se instaló en una de las peores dinámicas de la temporada. Ni Tejera ni Lolo parecían encontrar soluciones a los problemas en la construcción del juego y el equipo lo notó.

La novedad en el once fue la presencia de Jimmy en el centro del campo, acompañando a Tejera. Rozada destacó la labor de ambos en los trabajos de presión. Un incordio para los pivotes del Rayo. Jimmy vio la puerta de la titularidad abierta de nuevo tras la derrota de Huesca (jornada 15.ª). Era su quinta presencia en el equipo inicial y cumplió con una actuación notable, de esas que destaca más para los entrenadores que para el público.

El guion parece claro. Al Oviedo le convienen los encuentros de cuerpo a cuerpo. De cara a Alcorcón, los azules quieren llevar el partido a su terreno. Es el primer paso para lograr el triunfo.

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