En cualquier operación futbolística siempre hay un trabajo en la sombra. Un fichaje o una renovación no se gesta en una llamada. Son incontables negociaciones, viajes, mensajes y horas y horas delante del ordenador y fuera de los focos. En el Oviedo ocupa ese lugar un madrileño de nacimiento, catalán de adopción. David Comamala (Madrid, 1978), que lleva menos de un mes en la entidad, vive en un segundo plano, pero su trabajo es básico en este mercado de invierno.

Comamala es el principal apoyo de Francesc Arnau, director deportivo del Oviedo, que le incorporó al proyecto al poco de llegar. Desde el club azul destacan la absoluta insistencia del catalán para fichar a Comamala, al que conocía desde hace varios años, pero nunca habían coincidido en un club. Comamala ocupa un puesto, el de secretario técnico, que el Oviedo no cubría desde hace varias temporadas.

Michu tenía ese cargo en la teoría, pero en la práctica ejercía como un director deportivo al uso. Con Comamala, el Oviedo ha ganado una pieza más, fundamental en la mayoría de organigramas deportivos de Segunda División. Arnau es la cara visible, el jefe. Él lleva el día a día y se ocupa de la relación directa con la plantilla, el cuerpo técnico, el consejo de administración o el propietario del club, Arturo Elías.

Comamala, con quince años en el mundo del fútbol a sus espaldas, siempre fuera del ruido, compone poco a poco la secretaría técnica del Oviedo, un solar en el pasado y una de las peticiones de Michu, cuyo principal apoyo era Sergio Fernández, que era el responsable del departamento de "big data".

Comamala pasa horas y horas en su despacho en el Tartiere ocupándose del seguimiento a los futbolistas (scouting), está en constante contacto con el mundo de los representantes, pata fundamental de cualquier negociación (trabajó seis años en una de las empresas más importantes del sector, Promosport), y, sobre todo, se ocupa de ver a posibles objetivos in situ.

Los fines de semana los suele pasar fuera de Asturias viendo partidos, ya sea de la categoría de plata o también de Segunda B. En lo poco que lleva en el Oviedo, ha tenido influencia directa junto con Arnau en varias operaciones en marcha. Fue clave, por ejemplo, en la previsible incorporación de Luismi, que espera la luz verde de la Liga para poder vestirse de azul y salir del Valladolid.

Quienes le han tratado en Oviedo destacan de Comamala sus rasgos metódicos para el trabajo y sus constantes propuestas en el día a día de la entidad. Es habitual verlo codo con codo con Roberto Suárez, director de rendimiento y de metodología de cantera del Oviedo, que también colabora con la dirección deportiva (fue director deportivo del Cádiz). César Martín, sombra de Arnau durante sus primeros días en Oviedo, se ha vuelto a centrar más en su ámbito, las relaciones institucionales, aunque sigue teniendo influencia en las decisiones.

Comamala, que se incorporó al Oviedo antes de las Navidades procedente del Nàstic, donde era secretario técnico, lleva en la ciudad desde inicios de año y se aclimata poco a poco a su nueva estancia. El madrileño tiene contrato con el Oviedo hasta 2022, al igual que Arnau.